sábado, 20 de octubre de 2018

CUANDO ÉRAMOS LOS MEJORES BAJO EL ARO

"Cuando era niño, la única cosa que me importaba era ganar a mis hermanos. Mark y Mike eran mayores que yo, y por lo tanto más grandes, más fuertes y mejores"..."quería ganarles, más que nada, más que a nadie. Pero aún no había conocido a Magic. Cuando lo hice, era a él al único al que tenía que derrotar"..."yo profesaba un respeto enorme por Magic, más que por cualquier otra persona con la que haya competido. Desde la primera vez que le vi, me di cuenta de que veía el juego de la misma forma que yo. Todo consiste en competir, y eso es lo que ambos compartíamos. Eso fue lo que nos hizo destacar"..."a los dos nos encantaba pasar y mantener a nuestros compañeros involucrados en el juego. No era nuestra prioridad meter 50 puntos, aunque habríamos podido hacerlo fácilmente cuando estábamos en nuestro mejor momento"..."mantuvimos una lucha infernal persiguiendo el mismo objetivo durante más de doce años, y durante todo ese tiempo el respeto estuvo siempre presente".


"Mi entrenador en el instituto, George Fox, solía decirme que no diese mi talento por sentado. Eres especial, Earvin, decía. Pero no puedes dejar de trabajar duro. No olvides esto: existe alguien ahí fuera con tu mismo talento y que está trabajando igual de duro. Quizá más aún"..."pensaba para mis adentros: me gustaría conocer a ese tío, porque nunca lo he visto"..."eso cambió el día de 1978 en el que entré en un pabellón de Lexington, Kentucky, y vi a Larry Bird por primera vez. Entonces supe que aquel era el tipo al que se refería el entrenador Fox. Larry era un tipo especial. No hablaba demasiado y estaba siempre ensimismado. Pero, amigos, sabía jugar al baloncesto".


Los párrafos anteriores son extractos sacados de la introducción con la que comienza un libro, "Cuando éramos los Mejores",  al que hacía ya bastante tiempo le había echado el ojo. Un libro que narra el paso por las canchas y la vida de dos de los más grandes jugadores de baloncesto de la historia. Dos jugadores que marcaron una época, que hicieron HISTORIA con mayúsculas. Que impulsaron la NBA a cotas nunca vistas y mostraron el camino a seguir  para que ésta sea considerada hoy como la mejor liga del mundo y el sueño de casi todo jugador...excepto Sergio Llull (siempre ha dicho que su sueño es jugar en el Real Madrid). Es la historia de una rivalidad entre dos equipos (si fichabas por uno de los equipos tenías que odiar al otro) que se repartieron los campeonatos en la década de los ochenta, personificada en la figura de dos jugadores irrepetibles cuya mayor obsesión era descubrir como podían hacer para mejorar y superar al otro. Dos jugadores que vieron como sus carreras se entrelazaban, pues a pesar de ser diferentes en carácter y personalidad, compartían el amor por el juego, la pasión por competir y reconocían y admiraban (en secreto) el juego del otro:

"¿Has visto que Magic dió 21 asistencias?, le preguntó en una ocasión su compañero Chris Ford. Bird no contestó, pero ya estaba al tanto de los números de Magic. Era lo primero que había mirado por la mañana. Tenía la vista puesta en él, admite Bird...a cuatro mil quinientos kilómetros de distancia, Magic se levantaba todas las mañanas, se preparaba un zumo de naranja, abría el periódico y miraba a ver que habían hecho Bird y los Celtics la noche antes. Contaba laboriosamente no solo los puntos de su rival, sino también las asistencias. Cuando empezaron a aumentar, cuenta, supe que estaba haciendo lo que le corresponde: hacer mejores a sus compañeros"...

Dos jugadores, uno blanco y otro negro, cuando ser negro aún era casi pecado y había equipos que todavía se consideraban de blancos:

"Larry era un tipo dominador, extremadamente inteligente y blanco; Magic era dominador, extremadamente inteligente y negro. Eso no le importaba nada a los entrenadores o los jugadores, pero sí al público. Larry despertaba admiración y conseguía seguidores entre los blancos; Magic hacía lo propio entre los negros. Y por eso surgió cierta animosidad entre los dos grupos cuando Celtics y Lakers se enfrentaban"...
"la llegada de Bird y Magic ayudó a disipar ideas falsas en ambos extremos del espectro racial"..."en Los Ángeles, Magic frecuentaba la barbería Morningside...se quedó sorprendido al escuchar a los -mayores- hablar sobre Bird...lo reconozco, el chico sabe jugar (dijo su peluquero). Ya te lo dije la última vez que estuve aquí (contestó Magic). Es verdad -replicó el barbero-. Pero no te lo compré hasta que lo vi en las Finales contra los Rockets. ¡Que espectáculo! A su lado, Moses Malone parecía malo"...Poco después de esa jugada, los chicos negros comenzaron a aparecer en los playgrounds con la camiseta con el número 33 de Bird. Magic se quedó pasmado la primera vez que lo vió, sobre todo porque fue en una cancha de cemento de Los Ángeles"...
"Cuando Magic Johnson aterrizó en el aeropuerto Logan de Boston para el primer partido de play-off contra los Celtics, un anciano afroamericano le siguió y le extendió la mano. Vas a ganar a esos Celtics, le dijo. ¿De dónde es usted? (le preguntó Magic). Soy de Boston (contestó el hombre). Pensaba que todo el mundo en Boston era de los Celtics (dijo Magic). Hijo, soy negro.¿Por qué iba a animar a esos chicos blancos?"...
"Bird no era muy consciente del trasfondo racial. A él no le preocupaba de qué color fueses mientras cortases hacia el lado correcto, controlases  a tu hombre y te lanzases a por los balones divididos. Era un adalid de la igualdad de oportunidades: tanto daba si eras blanco o negro, iba a ir a por ti si no lo dabas todo"...
"En mis giras alrededor del país siempre me reciben afectuosamente, especialmente en Boston. La gente dice a sus hijos, - tú te lo perdiste. Larry y este tío armaban un espectáculo. Le odiábamos, pero también le repetábamos"...

Tengo que reconocer que siempre he sido más de los Lakers que de los Celtics, pero eso no me ha impedido ser de Bird y su manera de entender el juego. De alguna manera fue un adelantado a su tiempo y ya entonces él hacía las cosas que ahora se entienden como baloncesto moderno y donde nadie sabe realmente la posición que ocupa en la cancha. Vivimos una época en la que los pívots son grandes tiradores de tres, viven lejos del aro. Los aleros juegan en el poste, tienen que reinventarse. Los equipos, una vez miras la estadística, tiran más de tres que de dos pero los porcentajes dejan mucho que desear la mayoría de las veces. Vivimos por el triple que cuenta más, pero lo malo es que también morimos, en muchas ocasiones, por él (los Lakers de Lebron debutaron esta noche con derrota, como siempre que Lebron debuta en un nuevo equipo. Si nos atenemos a que jugó las últimas ocho Finales de la NBA, no es un mal comienzo, sigue la costumbre. El primer triple del equipo llegó en el tercer cuarto. Hasta entonces llevaban 0/15. ¿Conclusión?). Esta temporada, en el circuito Movistar de pretemporada, se ha hecho el experimento de ampliar la pista un metro a cada lado porque ya no se cabe. La línea de tres está cada vez más lejos. Esta reconversión ha venido por exigencias del juego, que ha cambiado debido a la irrupción de equipos como los Warriors o los Rockets, los cuales buscan posesiones rápidas y tiros lejanos. En ese tipo de juego los jugadores grandes no tienen cabida a no ser que se reinventen. Bird, sin embargo, hacía de todo por necesidades del equipo, no del juego. ¿Qué necesita el equipo hoy de mí?. Tanto Bird como Magic ponían su talento a disposición del colectivo. Cuenta una anécdota durante un partido en el que Kevin McHale estaba que se salía e iba camino de batir el récord de anotación de la franquicia. Ese día, como siempre, Bird dejó el ego en el vestuario y se hinchó a dar asistencias y coger rebotes. Mantener a los compañeros involucrados en el juego lo llama Bird en la introducción. Hacer equipo lo llamo yo. Michael Jordan lo explica perfectamente: 

"Larry era un tema de debate. De hecho aún lo es. la gente me pregunta siempre  quiénes son para mí los cinco mejores jugadores de la historia, y cuando empiezo nombrando a Larry me interrumpen y dicen: ¿Estás de broma o qué?. ¿No puede compararse con Lebron James!. Y yo les contesto: No lo pilláis. Larry es mucho mejor que cualquier otro alero de la historia y, para ser sincero, aún no tengo claro si era alero o ala-pívot. En cualquier caso, para apreciar por completo a Bird hay que entender de baloncesto...no saltaba por encima de la canasta, no machacaba por encima de nadie, no era rápido. Por eso algunos no pueden apreciar el valor de su juego. Si entras en el Madison Square Garden, la meca del baloncesto, y preguntas ¿qué piensa usted del juego de Larry Bird?, la respuesta será que- Era un gran jugador porque hacía de todo en la pista-".

La gran rivalidad entre Magic y Bird comenzó en la final universitaria de la NCAA del año 79 entre Indiana State y Michigán State que caería del lado de Magic. Continuaría al año siguiente ya en la NBA, donde al principio los enfrentamientos entre Lakers y Celtics se reducían, por decirlo de algún modo, a la "guerra" entre ambos. Sin embargo, esta rivalidad no lo fue al principio, pues irónicamente comenzaron jugando juntos.

"Lexington, Kentucky. Abril de 1978. El lanzamiento salió despedido del aro, pero Larry Bird, cartografiando el vuelo del balón, capturó el rebote y avanzó sin vacilar, girando la cabeza como si examinase sus opciones. Earvin Johnson Jr, ya había comenzado a correr hacia la canasta rival cuando el balón todavía estaba en el aire. Sólo había jugado con Bird durante esos seis dás, en un combinado de estrellas universitarias que disputaban una competición internacional con formato de liguilla, pero ya tenía claro que Bird era el mejor reboteador del equipo. Bird ocupó el carril central y Magic se situó en el lado derecho y pidió el balón, pero el alero miro a otro lado, como si tuviese asuntos más perentorios en otro sitio. Durante un instante Magic se sintió frustrado: Este tío no me la dará, murmuró. Pero entonces llegó: un misil por detrás de la espalda que aterrizó directamente en la palma de la mano derecha de Magic. El balón se quedó allí justo el tiempo suficiente para que Johnson desarmase al jugador que le defendía, Andrei Lapatov, con un crossover y se lo devolviese a Bird con un pase sin mirar por encima del hombro. La estrella de Indiana State apenas dejó que se alineasen las costuras antes de devolver el balón con un toque a Magic, sin dejar margen de reacción al abrumado defensor soviético. Cuando Johnson anotó la bandeja, el público del Rupp Arena, en Lexington, Kentucky, rugió con deleite...Johnson no conocía a Bird y se quedó impactado por lo buen pasador que era. Fueron tres segundos increíbles , cuenta Magic. ¡Bum, bum, bum! Pensé: ¡Dios, me encanta jugar con este tío!. Y créeme, al público también le encantaba".

Quizá el "Showtime" comenzara aquí...

También he de reconocer que en estos momentos soy más de los Celtics por influencia del peque de la casa. Que de peque ya no tiene nada y es un gran fan de Boston; de Irving, de Hayward, de Tatum... pero sobre todo de Larry Bird.


Tardé en hacerme con el libro. Bastante más de lo que tardé en leerlo porque es muy fácil y ameno de hacerlo. Tiempo después, otro crack del baloncesto sacaba a la luz su primer libro como autor titulado "Bajo el aro. Aprender del éxito y del fracaso" . Hablamos de Pau Gasol. Pedazo de deportista al que admirar y del que ya publicamos una entrada titulada: "Pau Gasol: Liderar con el ejemplo". En ella reproducimos un artículo de Pau para El País Semanal en el que ya deja ver pinceladas de lo que cuenta más detalladamente en el libro que acaba de publicar. En éste nos habla de los valores y principios que sus padres le inculcaron desde pequeño, los cuales le han llevado a conseguir las metas que se ha propuesto y a mantenerse en la élite del mejor baloncesto del mundo durante 17 temporadas y hasta que el cuerpo aguante. 


Es increíble que cuarenta años después de aquella final universitaria, Gasol, al escribir sobre su experiencia personal hable de los mismos valores que encumbraron a Bird y Magic. Cuenta que todo el mundo tiene una habilidad o talento para desarrollar una actividad pero que no es ésta la que te va llevar arriba y mantenerte ahí, sino saber que hacer con ella en cada momento y adaptarte a las necesidades. Es ese otro talento o habilidad, de la que muchos carecen, para hacer los sacrificios y esfuerzos necesarios cuando son necesarios la que te va a poner en el lugar que mereces (con ocasión del último Ironman de Hawai, leí unas palabras de Carlos David Prieto, entrenador de Javier Gómez Noya, en las que daba la clave de por qué Javi es uno de los mejores: siempre hace lo necesario, incluso cuando las ganas de hacerlo no acompañan). Actitud, ética de trabajo, compromiso, determinación, respeto. Cuenta Gasol que Kobe Bryant es uno de los mejores jugadores, sino el mejor, con el que ha tenido la suerte de jugar. Pero no lo es por su talento innato, sino por las innumerables horas de dedicación y esfuerzo que pone en ello. Siempre he dicho que para mí la suerte no existe, que hay que levantar el culo y salir a buscarla. Sin embargo, hay numerosos estudios que dicen que sí existe. También dicen que cuanto más trabajas, más suerte tienes. No sé que pensar, pero lo que sí tengo tengo claro es que todos aquellos que creen en la suerte no ven todo el gran trabajo que hay detrás del éxito.

"Bird se retiró a la casa de West Baden que acababa de construirse y que contaba con una pista de baloncesto reglamentaria. Añadió un tiro con paso hacia atrás a su arsenal ofensivo y lo perfeccionó haciendo 800 tiros al día. Buckner fue a visitarle aquel verano y aceptó participar en uno de sus entrenamientos matutinos. Se levantaron a las siete de la mañana, se calzaron las zapatillas y salieron a correr ocho kilómetros colina arriba. A Buckner le sorprendió lo duro que era el recorrido que hacía Bird, casi todo cuesta arriba, y fue andando a partir de la mitad. Bird no era muy veloz, pero tenía las piernas largas y la mirada de determinación de un atleta con ganas de revancha. Buckner y él no hablaron sobre la paliza de los Bucks, pero la insatisfacción de Bird estaba implícita en la intensidad de sus entrenamientos. Tras la carrera, Bird se subía a la bicicleta y pedaleaba 30 kilómetros por el condado. Después, mientras el sol estaba en todo lo alto, se pasaba una hora y media lanzando quinientos tiros, y otros quinientos libres".

Gasol dedica una parte del libro a analizar el papel de líder. Dice que los hay de dos tipos: de acción y emocionales. Los primeros son un ejemplo de tesón y entrega en la pista y con sus acciones logran motivar a sus compañeros. Los segundos motivan más con la palabra. Ambos tipos de líderes buscan llevar a sus compañeros allí donde quieren ir, e incluso en ocasiones adonde no. Buscan el compromiso haciéndolos partícipes de la misión u objetivo colectivo que se hayan marcado e intentan que desarrollen todo su potencial para que se sientan parte del todo logrando que pongan sus habilidades individuales al servicio de las  necesidades colectivas. Todos los jugadores son importantes. El equipo gana o pierde unido. No dependemos de nadie y dependemos de todos. Tanto Bird como Magic eran dos líderes natos que supieron sacar lo mejor de sí mismos y de sus compañeros. Desde la acción y desde la palabra cada uno a su manera. Magic era más extrovertido, siempre chocando manos, sonriendo. Bird era más inexpresivo, parco en sus palabras, directo. Bird diría: "¡juega bien o no juegues!".

Si os decidís a leer el libro, os daréis cuenta que siempre hablan de juego. A pesar de ser la liga más feroz del mundo y los competidores más grandes que te puedas encontrar ven el baloncesto como un juego al que jugar y al que ganar, por supuesto. Hay una película de Clint Eastwood, me encanta Clint Eastwood, titulada Golpe de Efecto. Hace el papel de ojeador de un equipo de béisbol. Un ojeador de los de antes, de los de ir a ver jugar al chaval y observar como se desenvuelve en la competición. Nada de tecnología, ordenadores, velocidades de la pelota, biomecánica del movimiento, estadísticas, etc.. El caso es que comienza a tener  problemas de visión y no puede realizar su labor todo lo bien que debiera, por lo que le acompaña su hija con la que no mantiene buena relación por cabezonería de él. El equipo para el que trabaja quiere jubilarlo. El director de fichajes quiere a un bateador que promete, con unas estadísticas en ligas menores extraordinarias, pero Clint no lo ve igual pues falla en las bolas curvas. Acaban fichándolo. Su hija descubre por casualidad a un lanzador (pitcher) mientras juega con su hermano al escuchar el sonido de la bola al impactar con el guante. Decide llevarlo a hacer una prueba y lo ponen a lanzar contra el gran fichaje. Se pone en el montículo y parece verse superado por la situación: el estadio, el equipo, directivos. La hija de Clint se acerca y le pregunta qué pasa, que si está nervioso. Respuesta: "no jefa, sólo es un juego"...estaba disfrutando del momento. El desenlace os lo podéis imaginar: el bateador no pilla ni una. Ni sabiendo lo que le van a lanzar.

Para todos aquellos que trabajan duro para conseguir sus sueños, para todos aquellos que tienen la valentía de al menos perseguirlos aunque tarden en llegar y para todos aquellos que se mantienen en la brecha día tras día, recordar que la verdadera recompensa está en el esfuerzo y no en el resultado. No buscamos partidos perfectos, sólo esfuerzos perfectos. Dar lo mejor de nosotros mismos cada noche de partido, cada entrenamiento, cada día que decimos hoy no voy y vamos, cada día que... Disfruta e intenta ser un poco mejor jugador y mejor persona cada día.

Si os habéis dado cuenta, el título de la entrada es una combinación perfecta de los títulos de ambos libros. Quizás he abusado un poco reproduciendo extractos del libro pero la historia no la cuento yo, lo hacen estos dos grandes deportistas. Espero que de este modo os entren ganas de leer un poco más. Para los que no, siempre os quedará Youtube.




¡Hoy es día de partido!.