miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA VERDADERA BELLEZA DEL DEPORTE

        El objetivo final en cualquier deporte competitivo de élite es ganar. La victoria es el final del camino. Sin embargo, todavía hay deportistas, que supeditan el hecho de ganar al modo de hacerlo. Lo importante para éstos es el cómo se gana y el camino a recorrer para poder conseguirlo, sin menospreciar el hecho de ganar por si mismo que tiene su gran importancia, por supuesto.

        Para un "buen" deportista, la victoria y el que las cosas vayan bien son la motivación fácil, el acicate con el que se animan a seguir adelante y mejorar. Cuando hablamos de un "gran" deportista la victoria puede llegar a presuponerse, con lo que ésta no supone la mayor motivación. La encuentran en otros lugares como pueden ser la derrota o una lesión. No es fácil motivarse en estos casos, sin embargo para los grandes son un gran estímulo que los mueve a mejorar, a reinventarse para llegar a lo más alto, se esfuerzan por avanzar y no estancarse, demuestran pasión por lo que hacen, constancia, afán de superación, sacrificio... La victoria y la derrota son inherentes al deporte. Lo bonito y más emocionante para mí, lo que hace que un atleta llame mi atención como deportista y como persona, es como afrontarlas.

        En el deporte, al igual que en la vida, lo verdaderamente importante es el camino a recorrer hasta llegar al destino. El cómo se consiguen las cosas y no necesariamente el hecho de conseguirlas.  Los grandes deportistas han hecho de su pasión por el deporte su profesión y la viven como tal. Transmiten esa pasión y esos valores con sus actuaciones en la pista, y la traspasan con sus conductas fuera de ella- ya he dicho en alguna ocasión que cuando un atleta antepone la faceta humana a la de deportista, es cuando me gana por completo-. Para éstos trabajo y deporte se solapan, Si en algún momento se pierde el componente pasional, algo con lo que disfrutabas pasa a ser sólo trabajo y se pierde con ello la motivación necesaria para seguir adelante y mejorar.

        Hace poco Javier Gómez Noya, con un palmarés impresionante, lograba su tercer mundial de triatlón en distancia olímpica (1500-40-10) con un final espectacular en la última prueba de las series mundiales celebrada en Londres (ahora el mundial premia la regularidad a lo largo de 8 pruebas durante la temporada, en lugar de ser carrera de un día como era anteriormente). Lleva siete años sin bajarse del podio en campeonatos mundiales, 3 veces campeón de Europa, plata olímpica, X-Terra, campeón de Europa de Media Distancia, uff!!!!!!!.




                                   
                                   


        Ha sido el único capaz de enfrentarse de tú a tú con los hermanos Brownlee desde la irrupción de éstos en 2009. Ha tenido que reinventarse para poder vencerlos. Ha perdido masa muscular con la consiguiente pérdida en el sector de natación, mínima pues es un excelente nadador. Pero vuela en la carrera a pie de lo fino que está, algo que parecía imposible si te paras a mirar los tiempos que hace en los 10.000 metros finales de carrera (29 minutos pelados en Estocolmo). Dice que con los Brownlee Brothers el triatlón ha cambiado porque van a saco desde el principio y nunca se esconden, que con ellos el dicho de que la mejor defensa es un buen ataque es un hecho. Dice que, después de haber ganado tanto, podría irse a Estados Unidos donde el drafting (ir a rueda en el sector de ciclismo) no está permitido y donde los premios económicos son mucho mayores. Pero en el fondo, lo que de verdad motiva a éste monumental deportista, es ganar carreras donde estén los mejores y por eso sigue en distancia olímpica, por eso ha cambiado su forma de entrenar, su fisonomía. Por ser el mejor ganando a los mejores, dándolo todo y perdiendo muchas veces sin un mal gesto, sin reproches. Sin hacer demasiada ostentación en la victoria, sin excusas en la derrota reconociendo que los otros han sido mejores, y reconociendo que una parte del mérito de ser campeón le corresponde a los rivales pues sin ellos la motivación para ser un poquito mejor cada día sería menor. Ahora es cuando yo, señores, me quitó el sombrero. Gracias por llevar el deporte y lo que representa al punto donde tiene que estar. Si me permitís, tengo que decir que para mí,  perder con los mejores nunca es una derrota. Una derrota solo es tal cuando se podía haber conseguido un resultado más favorable, pero si lo has dado todo y los demás han estado mejor, de algún modo es también una victoria.


Javier Gómez Noya y Alistair Brownlee en meta. 2º y 1º en  Londres 2012.


        No me quiero marchar sin enviar un saludo a Carlos Prieto, Carlos David para los amigos. Es desde esta temporada el entrenador de Javier Gómez Noya. Felicidades por tantos éxitos coronados con ese tercer título mundial (arriba esa 6ª promoción del Inef Galicia!!!). En la visión que un atleta pueda tener de su especialidad y del deporte en general, y en su manera de comportarse dentro y fuera de las pistas, la influencia del entrenador es determinante. Me da que en tu caso Javier ya se lo tenía más que aprendido. En el mío he tenido la suerte de encontrarme con un entrenador fantástico que me ha inculcado valores de los buenos, y que aún hoy, casi 30 años después, tengo la suerte de que todavía siga haciéndolo. 

        Tengo que reconocer que mi modo de ver y sentir el deporte quizá sea un poco romántico, pero así soy yo para muchas cosas y éste es el tipo de deporte que me gusta, que me emociona y que me hace levantar del sofá para ir a pegar un "trote" entre comillas (casi siempre me dejo llevar y voy a saco, como los Brownlee, jeje). 

        Voy a terminar con una frase que leí hace tiempo. La verdad es que no recuerdo dónde, pero me caló tanto, que me gustaría compartirla con todos vosotros:

"No puedes ponerle más minutos a tu vida, 
pero sí más vida a esos minutos."

        Ya sabes, haz deporte!!! Seguro que llenas esos minutos de mucha vida.