domingo, 10 de febrero de 2019

TOMA LA DECISIÓN DE AVANZAR

Esta entrada está basada en hechos reales. Cualquier parecido con la realidad no es casualidad  y las opiniones expresadas pretenden animar e impulsar a aquellas personas que se hallen en situaciones similares a tomar la decisión de avanzar.

Un poco "peliculera" me ha quedado la introducción esta vez, ¿verdad?. La cuestión es que esta entrada comenzó a gestarse debido a una situación en la que había que tomar una decisión ante una oportunidad que surge sin haberla buscado, pero que seguro podía resultar beneficiosa para mejorar el juego de la persona implicada. Sin embargo, las dudas iniciales de si seré capaz o no de sacarlo adelante, casi hacen que la aventura termine antes de empezar y lo cierto es que aún está arrancando. Pensándolo más tarde, me pareció una buena opción escribir sobre ello y mostrar  algunos argumentos que puedan ayudar a tomar una decisión lo mas adecuada posible. No pretende ser una charla motivacional aunque sí que podría tomarse como tal.


Es frecuente, demasiado diría yo, que equipos deportivos de diferentes disciplinas fichen a jugadores cada vez más jóvenes. Jugadores que ven como su vida cambia literalmente de la noche a la mañana: nuevas amistades, domicilio, compañeros, entrenadores... en ocasiones lejos del hogar. Muchas veces, la madurez del implicado no es la adecuada para lidiar con la situación y se ve desbordado por ella. La situación a la que me refiero no es una de éstas, es más de andar por casa y con sus circunstancias particulares, pero los miedos y dudas que surgen pueden perfectamente extrapolarse. El caso es que surgió la oportunidad de entrenar con chicos de dos categorías superiores e intentamos animar al jugador procurando hacerle ver que era una ocasión fantástica para él que no debía desaprovechar. Partimos de que es una actividad que le apasiona, así que como otras veces, lo animamos a intentarlo y sobre todo a disfrutarlo. Si sale bien o no, de momento, es secundario.

En una entrevista a Iván Raña para la revista Triatlón, le preguntaban: "¿qué es lo que cambiarías de tu carrera si pudieras volver atrás? Iván responde que hay cosas que sólo ves con el tiempo, que quizás antes escuchaba menos y que ahora me detengo a escuchar más a los que tienen más experiencia, no vayan a saber lo que voy aprender yo dentro de dos años"

Una de las cosas que intento transmitir a mis alumnos es que no pierden nada por escuchar a los que tienen más experiencia. Luego, cuando tomen su propia decisión, podrán hacerlo con algún punto de vista más a tener en cuenta en el que quizá no hubieran caído y el riesgo de equivocarse se reduce. Es un lujo poder aprender hoy lo que no te tocaba hasta dentro de dos o tres años. Decir que sí a ello denota interés, actitud y pasión por lo que haces. Vas a poder contar con recursos que crees que no están a tu alcance por juventud o inexperiencia, aunque confiando en tus posibilidades seguro que puedes conseguirlo. Y no, no se trata de acortar plazos en el proceso de aprendizaje, sino de ampliar el bagaje en cuanto a experiencia deportiva y social, experiencia que enriquezca un poco más el día a día y con el tiempo nos haga mejores. Cuando piensas a largo plazo, lo que el futuro te deparará no depende del futuro, sino de las decisiones que tomes hoy.

Aprender, mejorar... tiene que ser un reto que te saque de tu zona de confort y te obligue a hacer cosas para las que quizá no estés todavía preparado pero que con trabajo y dedicación te deje en el cuerpo la sensación de que estás cerca de conseguirlo, que es cuestión de ganas y de tiempo. Tiempo que es diferente para cada uno, pues no todos tenemos el mismo ritmo de aprendizaje ni tampoco las mismas ganas de aprender. No puedes pensar que ya lo haces todo lo suficientemente bien como para no tener que esforzarte en hacerlo un poquito mejor.

No tengas miedo a fallar. Sólo fallan los que lo intentan. No debes tener miedo a cometer errores, sino que debes tenerle miedo a saber que los has cometido y reincidir en ellos sin ponerle solución.
No tengas miedo a hacer el ridículo porque ello aumenta el amor propio y eleva la autoestima lo que se traduce en un afianzamiento de la confianza en uno mismo y con ello la confianza del equipo en ti. No dudes de aquello que sabes con certeza que sabes hacer. Puede que hoy no te salga, pero debes saber que para que haya días buenos es necesario que haya también días malos. No tengas miedo a perder, sino a no haber competido lo suficiente. Todo esto  no quiere decir que debamos volvernos egoístas y nos juguemos el trabajo de todo el equipo en jugadas sin sentido ni beneficio alguno.

Las victorias y las derrotas nos enseñan. Ambas. Yo creo que más las derrotas porque nos hacen "reflexionar" sobre aquello que hemos hecho mal para poder mejorarlo la próxima vez. Y no debes esperar, no lo dejes para más adelante, ponle freno cuanto antes y avanza al siguiente nivel. En las victorias, sin embargo, tendemos a pensar en aquello que hemos hecho bien pero que quizás podíamos  haber hecho mejor y al final sacamos menos conclusiones.
En ambos casos, disfrútalas como se merecen y nunca te quedes sólo con lo bueno de la victoria ni tampoco sólo con lo malo de la derrota. Como dice Fito: "ni del todo negro ni del todo blanco, entre los extremos siempre hay más espacio". De todo se aprende. En ocasiones, tanto en un caso como en el otro, a pesar de saber que hemos competido bien tendemos a buscar motivos donde tal vez la única explicación es que el rival ha sido mejor en ciertos aspectos del juego. Si es así, si sabes que has estado bien pero otros han sido mejores, acéptalo sin más. Relájate, disfruta y siéntete satisfecho... pero tampoco demasiado. Mañana será otro día.

Y sobre todo nunca digas lo dejo sin haberlo intentado antes. Y la simple, y difícil al mismo tiempo, decisión de intentarlo, ya te hace mejor jugador porque has dado un paso adelante, has tomado la decisión de avanzar.


Todo entrenador tiene que ser consciente que en un equipo va a tener 3 o 4 jugadores a los que no les gusta el deporte que practican y que lo hacen porque se les da bien y se ganan la vida con ello, 3 o 4 a los que sí les gusta y otros 3 o 4  a los que les apasiona. La diferencia entre todos ellos la marca el "talento" y sobre todo el "talante" (en una ocasión que salí a correr con los "veteranos", entre los cuales me incluyo, terminamos no recuerdo por qué razón, hablando del talento y el talante. Esa vez creo que aceptamos talante como la manera de hacer frente a las cosas, de la actitud con que se afrontan los retos o simplemente las situaciones cotidianas) Entendemos talante como las ganas de trabajar para llegar a ser lo mejores que se pueda. Hablamos de la actitud y compromiso necesarios para llevar a cabo una tarea digamos que con cierto grado de éxito. El talento, si es enorme, puede llegar a suplir en parte el trabajo necesario. Pero lo que no puede suplir es la función que te va a permitir ayudar al equipo en aquello que necesite en cada momento porque vas a estar mejor preparado para todos los aspectos del juego. El talento no hace eso, no abarca diferentes facetas ni consigue que seas un jugador completo. Alex Mumbrú,  gran jugador y entrenador novel del Bilbao Basket, habla así en una entrevista en Marca ayer sábado. A la pregunta de ¿qué no soporta de un jugador? responde lo siguiente: "no aguanto que sean vagos. Hay jugadores con mucho talento y otros con menos. Pero el talento empieza a funcionar como un elemento diferenciador cuando los dos jugadores van al cien por cien. Entonces gana el talento. Pero hay veces que un jugador que no tiene tanto talento se impone por ganas al jugador con talento que no ejerce". El talento es una capacidad y una responsabilidad que hay que demostrar.

En categorías inferiores sobre todo, se tiende a evaluar la actuación personal en base a los puntos que se meten, no se tienen en cuenta otros aspectos del juego. No hace mucho, saliendo de un partido que habíamos ganado con solvencia gracias a la labor grupal del equipo, unos padres (y con padres me refiero a ambos, al padre y a la madre) "reprochaban" a su hijo que no había metido ningún punto y que esa situación solía repetirse. Es cierto, el talento de este chico no reside en el aspecto anotador. Sin embargo, no fueron capaces de ver que todo el trabajo que lleva realizado esta temporada le ha hecho mejor jugador en otros aspectos injustamente valorados. A mi parecer hizo uno de los mejores partidos que le recuerdo en cuanto a pérdidas de balón, rebotes y labores defensivas; anticipándose en acciones que permitieron recuperar balones y lanzar rápidos contraataques. Cero puntos significaron esta vez un aumento de la autoconfianza que se transmite a la confianza que el equipo deposita en ti.


"Me dí cuenta tarde que te perdí por pensar que te tenía". Es un extracto de una canción de Fito y Fitipaldis titulada "Donde todo empieza". Aplicada al tema de hoy creo que podría explicarse de la siguiente manera: "nunca des por hecho que eres tan bueno como para no tener que trabajar, porque para entonces ya será tarde. Las oportunidades son para aquellos que las quieren".
Y para todos los que pensáis que alguien es tan bueno que parece no esforzarse en lo que hace, es que no sois capaces de ver todo el trabajo que hay detrás. Y lo hay. Los mejores no lo son por casualidad. Todo empieza en el trabajo. Cuanto mejor quieras ser, más has de trabajar. Y cuando algo falla se vuelve a donde todo empezó y se trabaja más.



Se ve que en este caso el talento no era suficiente. Quizá el de poco talento era el entrenador. En esa habitación soñó tan alto y luego trabajó tan duro que seguro llegó más lejos de lo que había esperado. De todos modos sólo es una historia. Una buena historia. De ti depende creértela o no.

Postdata:
Jim Jones, primer entrenador de Larry Bird habla así de él: "tenía el pelo blanco y era pequeñito, tendría ocho años. Callado, muy callado y tímido, aún es bastante tímido. Al principio no era fuerte ni rápido, pero a menudo ves a chicos como Larry. No era lo bastante rápido, no podía saltar pero comprendía el juego y eso es lo básico. Por eso yo nunca dejaría de creer en un chico hasta que él no me diga que no puede más, porque si te esfuerzas al máximo y quieres mejorar, puedes lograrlo".


ESFUÉRZATE SIEMPRE EN DAR LO MEJOR DE TI MISMO