Es evidente que cada vez que me decido a escribir reincido sobre los mismos temas. Soy muy recurrente, lo sé. En parte es debido a mi trabajo, pues a menudo veo que los valores y principios que debieran ser la base sobre la que cimentar los pasos futuros de los chavales en su vida, cada vez tienen menos importancia. Es por eso que cuando encuentro la oportunidad de ahondar en el tema, lo hago.
Cuando escribo, la decisión de hacerlo no viene porque diga: venga que ya toca una entrada nueva. No lo busco, es la oportunidad la que me encuentra. Y cuando lo hace, desgrano el tema hasta que me quedo satisfecho pues en primer lugar escribo para mí mismo. En esta ocasión me encontró tomando un café en el Manducka, y el croasan de los viernes antes de la salida en bici. Cogí la revista Triatlón y empecé como siempre por el editorial de Antonio del Pino y la columna de Clemente Alonso. Ambos son de obligada lectura pues tienen una visión del deporte y de la vida que comparto y con las que comulgo bastante. El caso es que en esta ocasión ya no llegué a la columna de Clemente, porque al leer el editorial, pensé que era un estupendo artículo que refleja claramente el espíritu del deporte y que me habría encantado ser el autor del mismo pues suscribo una por una sus palabras, del principio al final. Cojo la tablet y lo busco en la versión web de la revista. Mando un correo dando la enhorabuena y pidiendo permiso para publicarlo en el blog del cole pues casa perfectamente con los objetivos que buscamos. Y a la media hora encuentro respuesta!!!. Gracias de verdad por permitirnos tener la oportunidad de contar con vuestra colaboración.
Cuando mi hijo se dispone a disputar un partido de basket, lo último que le digo son sólo dos palabras: PÁSALO BIEN!!!. Ahora voy a repetirme de nuevo: porque todo deporte es sobre todo un juego al que hay que jugar. Sin embargo, tan importante o más incluso que ese momento de jugar, es el viaje que te ha llevado hasta allí. Un viaje de esfuerzo, superación, sacrificio, disciplina, concentración, compañerismo, trabajo en equipo... Yo, en estos momentos no necesito de un destino, no necesito jugar. Lo volveré a hacer, seguro. Pero mientras tanto, no me canso de viajar cada día y de experimentar todos esos valores que el deporte aporta y que podemos extrapolar a la vida. Creo, como Antonio del Pino, que a los niños hay que enseñarles a viajar por el mundo maravilloso que el deporte representa. Hace un rato hemos llegado a casa de disputar un torneo de basket con el CB Noia en Orense. El juego ha sido bueno, el viaje...fantástico. Gracias. Uno de los entrenadores de mi hijo compartió conmigo un video sobre la actitud, sobre el modo de enfrentarte a las diferentes circunstancias que se te presentan en el camino. En él, se dice que la vida va repartiendo cartas y las que te tocan no las puedes cambiar, no puedes escoger. Pero lo que si puedes escoger es la actitud con la que te enfrentas a ellas. Así que ya sabes... VIAJA!.
Como decía antes, la entrada que nos ocupa es una colaboración de Antonio del Pino, director de la revista Triatlón. Tengo que darte las gracias otra vez porque ha sido una agradable sorpresa que tu predisposición a participar y tu respuesta hayan sido tan inmediatas y fantásticas. Echándole un poquito más de morro todavía, he utilizado el mismo título para la entrada. Espero que no te importe. Ya para terminar, si me permites la osadía voy a darte un consejo: sigue con tus bicis y todas esas cosas del deporte porque la actitud es el reflejo de lo que se ve.
Pincha en la imagen si quieres leer el artículo en versión web
Tu espíritu será más libre y poderoso si el deporte te acompaña a lo largo de tu vida
Hola hijo, soy papá.
Todavía eres muy pequeño y aunque ya lees bastante bien para tener cuatro añitos, hasta dentro de un tiempo no entenderás bien lo que papi te va escribir.
De hecho, si lees esta carta a lo largo de tu vida, probablemente cada vez la entenderás de una manera diferente.
Con tu sonrisa, con tus palabras y tus abrazos…Cada día de tu vida has hecho que tu padre sea más y más feliz, pero hoy, porque como bien sabes “papá trabaja con sus bicis y todas esas cosas del deporte”, me has enseñado mucho hijo mío.
Te doy las gracias porque ya, pase lo que pase en adelante, me has demostrado que eres un gran deportista…y eso es algo que también me hace especial ilusión.
Corren tiempos en los que algunos padres insisten con demasiado interés en que sus hijos lleguen al negocio del deporte, o que se sobreentienda que por ser hijo de deportistas, eso ya implica que seguirás los pasos de tus padres.
No hijo no, tu vida es tuya, ese fue nuestro regalo y ahora tú… vívela como desees.
En casa y en nosotros siempre encontrarás la oportunidad de jugar a lo que quieras y por supuesto, al ritmo y el tiempo que desees.
A mamá y papá nos encantará que te hagas amigo del deporte, que sea uno de los mejores momentos de cada día, que aprendas que de una manera divertida podrás llegar a lugares maravillosos y que tu espíritu será más libre y poderoso si el deporte te acompaña a lo largo de la vida.
Papá no espera que compitas por obligación en nada, ni que ganes lo que él ni quiso ni pudo. Quien quiera tener un campeón en casa…que se ponga él a entrenar.
Sólo deseo que sigas siendo tan buena persona como eres y que el deporte, como has sentido hoy y de la manera que me lo has contado, nunca deje de ser un juego que siempre te haga feliz.
Nunca voy a olvidar la cara de ilusión ni tu inmensa sonrisa al enseñarme tu primera medalla, y menos aún, cariño mío, nunca voy a olvidar la forma en la que me has contado lo que para ti ha sido participar en una carrera: "Papá, éramos muchísimos niños, corríamos todos juntos a toda velocidad, gritando y riendo sin que nadie nos regañara. Yo…ha habido un ratito en el que me he cansado un poco y he dejado de correr. He visto a mamá y a los abuelos, y les he saludado. Luego ya he vuelto a correr otro rato y… ¿Sabes qué papá? Al llegar a la meta me han dado una botella de agua de color rosa y mira... ¡Esta medalla! Ya sé porque te gustan tanto las carreras papi, son divertidísimas".
Ojalá amor mío, siempre vivas el deporte así, porque te ayudará a ser inmensamente feliz, como a papá y a mamá.
Vive tu vida y aprovecha todas las buenas oportunidades que te ofrezca. Hazte fuerte con el deporte, aléjate de todo aquel que pretenda hacerte ver que esto no es más que un juego maravilloso, y contagia a todos con tu inmensa energía y con tu felicidad.
Papá siempre estará muy orgulloso de ti y de tu hermana, porque jugando con vosotros me recordáis cuál es la esencia de todo esto y, como dice esa canción que tanto os gusta, desde que estáis en mi vida… me habéis hecho mejor, mejor de lo que era.
Creo que no es necesario decir nada más. Volveré a reincidir y a repetirme, que no os quepa duda.
Mientras tanto:
¡¡¡VIAJA CON EL DEPORTE Y PÁSALO BIEN!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario