sábado, 24 de agosto de 2024

QUE 20 AÑOS NO ES NADA

Dicen que las vacaciones son ideales para leer porque tenemos más tiempo y estamos mas relajados. El tema es que tengo varios libros a medias: "Supérate" de  Lorena Torres, directora de rendimiento en los Spurs y los Sixers de la NBA además de en la selección española de basket. "Por si las voces vuelven" de Angel Martín, que no viene mal en estos tiempos locos que corren. Y el que me ocupa hoy y del que me apetece hablar es de José Manuel Calderón, "20 años entre dioses", del que Quique Peinado, que colabora en el manuscrito, dice que es el mejor cronista de la historia reciente de la NBA.

Me encanta el enfoque que le han dado al libro de hablar de uno mismo hablando de los demás porque, al final, somos lo que somos gracias en buena parte a las personas que nos vamos encontrando. Aparcando el ego a un lado, porque así es él, Calderón demuestra el espíritu de equipo enorme que atesora y que deja patente con anécdotas impensables en los tiempos egoístas que vivimos: asentado como base titular en los Raptors de Toronto por lesión de T.J. Ford, pidió al entrenador volver a salir desde el banquillo porque la segunda unidad del equipo no funcionaba. Cedió su puesto de titular porque T.J. Ford no se sentía cómodo siendo suplente y el equipo lo sufría. Gestos como este quizá te hagan parecer blando,  pero Calderón se ganó el respeto de los compañeros, del público y de la NBA en general con su juego y acciones como esta.

Crecer con el equipo, crecer como persona sin dejar de ser uno mismo con tres valores por bandera cuyas iniciales lleva tatuadas en la espalda a modo de letras japonesas; Humildad, Sacrificio y la Familia por encima de todo, tres valores que Calderón ejerce permanentemente: "poniendo en práctica estos tres valores, deseo transmitir a mis hijos que lo mas importante es que sean buenas personas, respeten a los demás y contribuyan a una sociedad cada día mejor". Bueno, los que me conocéis sabéis que con lo del sacrificio no estoy muy de acuerdo, que soy más de decisiones que tomar, que cuando algo te gusta mucho no hay sacrificio que valga, y que el "entourage", el entorno del que habla Calderón en el libro en varias ocasiones (con mención especial a su mujer Ana), si te quiere bien y te respeta y acepta, te animará a remar en la decisión que hayas tomado.

El caso es que Mr. Catering, como el desaparecido Andrés Montes solía llamarle en las retransmisiones de la NBA, no para de repartir asistencias a medida que transcurre el libro, o el partido si queréis. Una en la que coinciden todos los jugadores de su cinco inicial y los siete del banquillo, es el descomunal talento que atesoran, pero que de nada serviría sin el aún más descomunal trabajo y mentalidad ganadora que ponen de manifiesto en todos y cada uno de los entrenamientos, partidos, charlas de equipo... "Con los años vas desarrollando la capacidad de intuir, más o menos, cómo les va a ir en la NBA a los rookies. Esto lo ves más por su actitud que por su calidad. Hay gente que te sorprende por el talento, pero luego pasa un poco el tiempo y te dices: lo va a pasar mal en esta liga si no cambia de actitud... Una carrera como la suya demuestra que el talento es de gran ayuda, pero la clave es el trabajo. Por mucho talento que tengas, si no eres capaz de mejorar, te pasan por encima, porque estás en una liga en la que hay talento a raudales. La única diferencia es que el talento te da un poquito de ventaja, pero en esta liga es el trabajo lo que da la verdadera medida de tu nivel"

Dice que para él, que ha pasado 20 años entre dioses, Lebron James es el mejor jugador de la historia. Respeto enorme hacia la opinión tremendamente experimentada de Calderón, pero a mí me es muy difícil decir quién es el mejor. Sí quién lo es un momento dado, por eso hay tantos mejores jugadores de la historia para mí. El otro de la terna en la discusión sobre el mejor, un tal Jordan, dijo una vez: "Larry era un tema de debate. De hecho, aún lo es. La gente me pregunta quiénes son para mí los cinco mejores jugadores de la historia, y cuando empiezo nombrando a Larry me interrumpen y dicen: ¿estás de broma o qué? ¡No puede compararse con Lebron James! Y yo les contesto: no lo pilláis. Larry es mucho mejor que cualquier otro alero de la historia y, para ser sincero, aún no tengo claro si era alero o ala-pivot. En cualquier caso, para apreciar por completo a Bird hay que entender de baloncesto. Tienes que ser una persona del mundo del baloncesto para estar en condiciones de darle todo el reconocimiento que merece. No saltaba por encima de la canasta, no machacaba por encima de nadie, no era rápido. Por eso algunos no pueden apreciar el valor de su juego. Si entras en el Madison Square Garden, la meca del baloncesto, y preguntas ¿qué piensa usted de Larry Bird?, la respuesta sería que era un gran jugador porque hacía de todo en la pista" Fragmento del libro "Cuando éramos los mejores". Palabra de Jordan, palabra de Dios. Todos tenemos nuestras preferencias y Larry Bird es, para mí, uno de los mejores.

De Lebron, del que dice Calderón que no parece que pasen los años excepto, si me lo permitís, por las canas de la barba que le dan, si cabe, un aspecto más fiero, 20 años no es nada como cantaba Gardel en "Volver".  La fortuna para Lebron, que es una bestia en lo que a condición física se refiere, es que ganas no le faltan y se retirará cuando quiera, no cuando el cuerpo le diga que ya no más, que "mientras el cuerpo aguante, mientras que el swing arda por dentro, mientras que huir le dé tanto placer, bailará sobre sus recuerdos" Miguel Ríos

Para ir terminando ya, llega a casa mi mujer del fisio el miércoles y me cuenta que dice Jaime que va a dejar la suscripción al blog por no escribir nada sobre las olimpiadas. Que sepas que no lo voy hacer excepto sobre la humildad de la que hace gala Calderón y que le falta a Ingebrigtsen, algo en lo que creo estamos de acuerdo. Cuentan que su padre lo machacó mucho de joven (que todavía lo es, 23 años) incluso se habla de malos tratos, pero nada excusa la prepotencia y arrogancia mal expresadas. Tonto es el que hace tonterías decía la madre de Forrest Gump... a los hechos me remito. Dicho esto, corre que se las pela el cabronazo!!! Es un fenómeno deportivamente hablando pero ha crecido poco como persona.

De la cara amable de las olimpiadas me quedo con lo que me contó Joselo y su experiencia en París con la family. Estar viendo el waterpolo, semifinal Croacia - Hungría, rodeado de franceses y cantar los goles de España en la final de fútbol, contra Francia, a todo pulmón. Yo pensando que vaya locura en esas circunstancias y me dice que respeto exquisito por parte francesa dando la enhorabuena por la victoria. ¡Guau! Así es como tiene que ser, celebrar la victoria sin temor y reconocer la misma como lo que es, un deporte al que se juega más allá de ganar o perder. Un árbitro de basket hablaba así de este tema: "me gustaría que el animar a un equipo fuera en esa línea, no hace falta descalificar y a todos nos iría mejor quitarnos un poco de tensión en el apartado insultos. También te digo que, como norma general,  los entrenadores y jugadores son bastante correctos. El baloncesto es un deporte donde la educación está a un nivel óptimo"

Este es el deporte que queremos, el deporte del que habla Calderón en el libro y el deporte con el que crecer como personas. Ingebrigtsen, toma nota y honra más, mucho más, al mejor deporte del mundo que ya te han dado un par de buenas lecciones y te está costando aprender.