Hay un defecto bastante extendido que es el de saber de todo sin saber mucho de nada. Y lo que es peor, en la mayor parte de las ocasiones sin tener conocimiento de las circunstancias por las que suceden las cosas, hecho éste, capaz de cambiar totalmente la visión que teníamos antes y comprender mejor lo que sucede: "y aunque es todo lo que crees, nunca es solo lo que ves" que canta Fito en Cada vez cadáver. Vamos, el hablar por hablar de toda la vida; todos sabemos de política, de deporte, del tiempo; auténticos expertos oye, y a toro pasado más aún pero, "nunca se puede saber lo que va ocurrir mañana, salvo que al fin de semana, sigue un lunes otra vez" Radio Futura.
Esto, lo de hablar de todo sin saber mucho de nada, aunque procuro que no, a mí también me pasa pero intento dejar constancia de mi ignorancia desde el principio por si meto la pata.
Hace poco, le decía a un amigo entrenador que veía al equipo falto de ritmo, con poca circulación de balón y sin ideas en determinados momentos. Al igual que con la quiniela, que el lunes todos sabemos el resultado, fui a los hechos sin detenerme a investigar todas las causas. Error. Hay razones y motivos que son obvios a ojos de un simple aficionado como yo, pero hay otras muchas que sólo las sufren los que, día a día, conocen la marcha del equipo. Una de estas causas que desconocía es tener a varios jugadores lesionados, alguno incluso antes de fichar, lo que hace mucho más difícil meterlo en la dinámica del equipo a que, si por ejemplo, se hubiera lesionado más adelante cuando los conceptos del juego los tiene claros y sabe lo que se espera de él. Cuando fichas a un jugador que sabes está lesionado es porque tienes muy claro lo que puede ofrecerte. Y el jugador también lo sabe.
Estamos hablando de algo que siempre está en boca de todos, sobre todo cuando las cosas no van bien: la confianza. La confianza, para mí, no se obtiene en la pista durante los partidos pero es ahí donde se demuestra. Por ello ha de venir puesta de antes y, confiar de esa manera en jugadores que no pueden ser aún de la partida, es una muestra enooorme de confianza en ellos que será devuelta con creces más adelante. Mientras, han de ser otros los que den un paso adelante y tiren del carro.
Pedro Martínez, entrenador del Valencia Basket, decía no hace mucho: "Hay una diferencia grande entre la exigencia y el perfeccionismo, y el perfeccionismo es una mierda porque te hace ser infeliz. El basket es un juego de errores y la perfección no existe"
Dolores Armas, psicopedagoga, dijo lo siguiente en el Basketology de Arteixo en 2023: "el baloncesto siempre trabaja con un índice de éxito muy bajo. Un jugador va a estar mucho más tiempo en estado de estrés por haber cometido un error, que en estados de alegría y bienestar por haberlo hecho bien."
El mensaje de Pedro Martínez lo puse en mi estado de WhatsApp porque me había gustado y compartía la opinión, pero dos o tres días después decía esto de un jugador suyo: "es una situación incómoda para él y para mí como entrenador porque el rendimiento que está dando no es el que puede dar. Eso está provocando que juegue sin confianza, por eso hasta que alguien invente la pastilla de la confianza tendrá que ir recuperándola por sí mismo. Yo no la tengo"
Un jugador que no rinde por los motivos que sea es como un jugador lesionado al que hay que cuidar. No hay mejor manera de hacer que se sienta útil y con ganas. El del jugador lesionado es el mejor ejemplo de trabajo de mejora individual que se puede dar en un deporte colectivo, y estoy plenamente convencido que la mejora colectiva viene por la mejora individual técnica y física. De nada vale tener la mejor táctica del mundo si no tenemos los medios para llevarla a cabo. Scariolo, seleccionador español, habla así de Unicaja: "han tenido una mejora individual de algunos jugadores y con ello se le ha añadido calidad y competitividad al equipo"
Entrenar es convencer dice Marcelo Bielsa, y quien cuida a sus jugadores por encima de intereses competitivos en un deporte de ganar merece, cuanto menos, la confianza necesaria que ha depositado en aquellos que trabajan para él y que considera adecuados para llevar a cabo su locura o manera de entender el deporte. O hasta que Pedro Martínez encuentre la pastilla mágica esa...
"Ya sabes, no me hagas ni caso" terminaba mi scouting del fin de semana pasado que le enviaba a mi amigo, pero la confianza está ahí, te aseguro que sí. Y aunque al rival no lo puedes elegir, lo que si podemos escoger es como nos vamos a enfrentar a él: con valentía, decisión, orgullo, como si cada posesión fuera la última, como si fueras a morir mañana...