Me enviaban ayer por whatsapp el nuevo vídeo de Gadis (Vivamos como galegos), esa gran cadena de supermercados gallega. En él, Luis Tosar hace apología acerca de lo mucho que nos gusta "aos galegos levar a contraria, de como nos gusta ter ese espíritu indómito e facer o que nos sae dos... adentros! Se nos preguntan non contestamos e, se contestamos, preguntamos". Por eso hoy os hago esta pregunta, y lo hago en gallego porque es una de esas frases "riquiñas" que nosotros tenemos: e logo, ti de quen vés sendo? Vaya por delante que, como buenos gallegos, "en las luces; en la comida, en el amor y en la vida en general, para que llegue, tiene que sobrar" Y es que cuando algo te gusta mucho, mucho nunca es suficiente. Y sigue sin serlo aún cuando sabes que más no siempre es mejor, pero... Hablamos de entrenamiento y de ser felices con ello más allá de los resultados, "aunque sean estos los que levantan escozor aún" (Clemente Alonso)
E logo, ti de quen vés sendo? ¿De entrenar o de competir? Pues depende. Es evidente que son complementarios, dicho lo cual, escoger un camino no significa tener que dejar de explorar el otro. Como a los gallegos que les gusta llevar la contraria, como gallego que soy, valoro más el proceso de búsqueda que el resultado final, aunque sea este último, y en esta sociedad que vivimos más aún, el que cuenta finalmente por mucho que te quieran engañar diciéndote que no. Las cosas son como son pero tú, libremente (por el momento), puedes decidir como afrontarlas y, por supuesto, apechugar con las consecuencias después y aprender de ellas... libremente de nuevo, si quieres.
Lo he dicho muchas veces, me encanta la columna que Clemente Alonso escribe en la revista Triatlón. Sin Clemencia lleva por título, el cual deja claro que sus principios son los que son y, si no te gustan, no tiene otros, puedes compartirlos o no, pero es lo que hay. Escribe sobre lo que piensa sin temor a expresarlo porque es conocedor de la realidad, realidad que ha experimentado "con volúmenes muy altos, que parece que es lo que me funciona a mí para tener sensaciones únicas que muy pocos han experimentado y que no se pueden pagar con dinero" Yo comparto y suscribo sus ideas. Todos disfrutamos y sufrimos el proceso de entrenamiento a nuestra manera, y Clemente ha sabido plasmarlo tan bien en su última entrega que voy a "plagiar" gran parte de la misma a continuación:
"Es curioso, echando la vista atrás a todos esos años totalmente centrado en mejorar esos "tantos por mil" que podía rastrear, no es la competición lo que recuerdo con cariño. Echo la vista atrás y lo que de verdad me gustaba era el proceso, el trabajo laborioso de ir mejorando día a día, con paciencia. Saber esperar y, "como de repente", estar en una forma física excepcional casi por accidente, porque ese proceso era algo a lo que abandonarse al disfrutarlo. Conduzco a veces últimamente por las carreteras del centro de la isla y pienso en la suerte que tenía de estar haciendo eso un día de diario, sin que hubiera un alma por allí, sintiendo como una suerte especial esos días en los que al volver, habiendo estado bajo la lluvia, coronando en la niebla, habiendo pasado frío al bajar la cumbre, llegaba a casa con la sensación casi de haber salido el día antes. Pienso en esos días de entrenamiento lejos de cualquier competición y me doy cuenta de que era muy feliz haciéndolos. Tengo una sensación parecida con las épocas en las que podía correr volúmenes muy altos y de repente entraba esa marcha extra y esa sensación de "flow" en la que parece que tú lo que precisamente sabes hacer es correr, con esa sensación de ligereza, ese "correr innato tan trabajado" en el que se para el tiempo y ni eres consciente de qué pasa en tu cabeza. Es una sensación que también he tenido nadando, también, por desgracia para mi tiempo libre, con volúmenes muy altos que parece que es lo que me funciona a mí para tener esas sensaciones únicas que muy pocos han experimentado y que no se pueden pagar con dinero (cuando me dicen que pruebe con la meditación suelo contestar que ya he meditado muchas bicis de 5 horas, muchas carreras de 90 minutos, muchas nataciones de 5.000 metros... de la sensación de comunión con la naturaleza entrenando, quizá lo más cercano a la religión que puede experimentar alguien como yo, "ateo no palizas", quizá potencial agnóstico, podemos hablar otro día).
A pesar de que he sido un loco del alto rendimiento que terminó sorprendido con cuanto se puede llegar a rendir con trabajo, sorprendido también con cuanto se puede trabajar (entrenar), reforzando así el punto previo, no es ni el rendimiento ni la competición lo que echo de menos, aunque sea lo que levanta escozor aún. Es darme cuenta de que en realidad siempre me gustó aquello que me llevó a hacer triatlón en primer lugar. Me gusta correr, me gusta nadar, me gusta montar en bici... y hubo años que rendir era tan importante que los disfruté menos o, más bien, los disfruté de una manera de la que solo sería consciente después de haber tenido que bajar mucho el nivel y dedicarme a otras cosas.
Echo de menos no poder entrenar y mejorar como lo hacía para la competición y esa incapacidad, aunque totalmente asumida y aceptada, es la que me hace necesitar algún tiempo de desintoxicación, de reubicarme respecto a la competición. Sé que me vendría bien como "zanahoria" `para entrenar de manera más organizada, fallar algo menos en los días malos, hacer viajes con la familia y hasta socializar algo más (si resulta que es una faena que estoy dispuesto a hacer a los demás). Competir, por ahora, es estar en la misma habitación de aquella novia que no te quiere ya, ni tú tampoco a ella, pero aún no has aprendido a dejar atrás los años buenos que tuviste con ella. Como tantos otros, pienso que, compitiendo, haciendo mejor las cosas, hubiera podido ganar mucho más, pero sé que entrenando fui muy feliz. Quizá debiera tenerlo más presente en estos entrenos más modestos de ahora, es posible que sean también más felices de lo que parecen y son, siempre lo han sido, lo que me gusta hacer".
7 veces utiliza Clemente la palabra sensación en el primer párrafo. Tengo un amigo deportista y escritor, que estaría ya dándole un repaso al mismo porque tendría la "sensación", o la manía (para los que corremos, nadamos o montamos en bici, en ocasiones, no hay gran diferencia) de que algo no ha quedado bien. Sin embargo, el deporte como nosotros lo entendemos y a pesar de tanta tecnología, siempre ha sido una cuestión de sensaciones (que se lo digan si no a Mark Allen para quien la forma física no era un imagen sino una sensación. Así ganó, ¿cuántas?, ¿6 veces el Ironman de Hawai?) Y en el punto en que nos encontramos ahora, a nuestra edad y cuando los tiempos no acompañan (tampoco lo pretendemos) ¿de qué vamos a nutrirnos sino de sensaciones? Hay que adaptarse.
Clemente Alonso se crio en Salamanca y es canario de adopción, Grancanario de hecho. Primero porque eligió la isla para sus entrenamientos, y segundo porque la isla lo escogió a él para formar una familia y quedarse a vivir. Aquí el orden de los factores no refleja la importancia de cada uno pero, puestos a elucubrar, seguro que no se entiende el uno sin el otro. Salmantino, Grancanario, y algo de Gallego también tendrá por su tendencia a que para que algo llegue tiene que sobrar, a que cuando algo te gusta mucho, mucho nunca es suficiente. "Farturentos" decimos en Galicia, Fito canta: "algo, lo que me invade, todo viene de dentro. Nunca lo que me sacie, siempre quiero, lobo hambriento". Hablamos de entrenamiento y de ser felices con ello más allá de los resultados, "aunque sean estos los que levantan escozor aún". No se me ocurre mejor maestro en el arte de entrenar que Iván Raña. Es más, estoy convencido que no ganó el Ironman de Hawai porque no podía (más bien no quería) decir que no a una buena sesión de entrenamiento cuando, quizá, lo que tocaba era otra cosa pero, ¿quién soy yo para llevarle la contraria a otro gallego? (¿Por qué no gana Iván Raña el Ironman de Hawai?)
En mis años mozos, cuando estudiaba Educación Física, coincidía a veces en aquella maravillosa pista azul del Inef Galicia con Andrés Díaz y José Ramón Rey (Jota). Si a mí me tocaba rodar pero ellos me decían de hacer unas series o unos ritmos (aunque yo las hubiera hecho el día anterior), no podía decir que no, no quería decirlo e iba. Me llevaban con el gancho y yo me dejaba llevar. Esos días, más siempre fue mejor y nunca me arrepentí por ello, porque entrenar es lo que me gusta hacer y lo que me hace feliz de verdad.


No hay comentarios:
Publicar un comentario