viernes, 11 de junio de 2021

CARÁCTER, PERSONALIDAD, CONFIANZA...

Hoy, una vez más, vamos a hablar de deporte que es lo que me gusta. De deporte y de Deportistas, con mayúscula, porque son los que hacen grande al deporte que representan. Pero como no se puede separar al deportista de la persona, lo vamos a hacer también del carácter y la personalidad. Esto me recuerda al título de una entrada anterior que decía: "Mi vida es sólo mía pero el futuro depende de nosotros" Deportista/jugador y persona hay uno pero su futuro, como reza la entrada, no depende sólo de él sino de todo lo que se mueve a su alrededor; entrenador, compañeros, padres... Y una vez más vamos a hacer hincapié en el deporte de base, cantera o formación porque es sobre todo aquí, donde el futuro está por construir desde la realidad que nos ocupa ya. El futuro se construye en el presente.

Facebook Monbus Obradoiro. Equipo Cadete Campeón Gallego 1ª División con plaza para el Campeonato de España de Clubs a celebrar del 18 al 24 de junio en San Fernado (Cádiz)

He dicho muchas veces que escribo sobre lo que observo apoyándome en mi experiencia y mis conocimientos. Experiencia en el sentido de haber vivido el deporte como deportista desde la base hasta llegar al, por qué no decirlo, deporte de élite (élite del montón, vamos) con todo el aprendizaje que conlleva. Y experiencia, la que tengo fortuna de vivir ahora como padre de un chaval en formación al que le apasiona el baloncesto. En cuanto a los conocimientos, aquellos que esa experiencia me ha aportado a través de todas esas personas que me han enseñado lo que el deporte puede llegar a suponer en la vida y por cuya influencia decidí un día formarme cursando estudios de Inef con los que poder  luego devolver algo, un poquito, de lo mucho que hicieron antes conmigo. Es por ello que creo que sí tengo algo que decir y no me importa reconocer que, pese a tener una formación amplia, los conocimientos en ciertos aspectos son escasos. Sin embargo, a lo que quiero llegar es a que no hace falta tener unos grandes conocimientos sobre un deporte o aspecto en particular, así como tampoco basta con tenerlos para hacer las cosas bien, sino sabemos motivar y alimentar el deseo de aprender y mejorar de los chavales que muchas veces viene de serie ya, frenando con ello la construcción del carácter y la personalidad tan necesarios para conseguirlo: "el valor filosófico del deporte es el sacrificio y el esfuerzo que nos ayudan a construirnos como personas capaces de enfrentarnos a cualquier otro episodio vital"  Toni Nadal. 

Ya he dicho que mi hijo juega al baloncesto. Y no lo hace mal. Si en algún momento alcanza cotas de desempeño más altas de las que ahora disfruta, que lo hará porque está en la base de su aprendizaje, no me sentiré más orgulloso luego de lo que ya lo estoy ahora porque lo verdaderamente importante es que haya tenido la valentía de intentarlo y poner el esfuerzo necesario para estar en disposición de conseguirlo. Y mi misión es hacerle ver que eso es lo que realmente importa, no el resultado de lo que venga. Leía no hace mucho una entrevista con Jonathan Barreiro, joven jugador del Casademont Zaragoza, en la que resumía sus ganas de aprender y mejorar de la siguiente manera: "quiero llegar. No sé si voy a llegar, pero quiero. La palabra, muchas veces, es querer" Y vaya si llegó. Pero como el camino es largo y difícil, se necesita de la confianza que ha de ser recíproca entre el jugador y su entorno/entrenador: "nadie te va a regalar nada, es duro, tienes que aprender a ganarte las habichuelas y a conseguir lo que quieres. Por suerte, en Ourense coincidí con Gónzalo García de Vitoria que me dió su confianza desde el minuto uno. Me dijo: sal a jugar y equivócate porque te voy a ayudar. Eso hizo un poco más fácil la adaptación" 

Tengo una captura de pantalla en el teléfono de un "retwitt", ni siquiera sé si escribe así correctamente, de un amigo con una cita de un señor llamado Antonio Almagro. Dice así: "si castigas el error, transmites el mensaje, es malo equivocarse. Si lo corriges, el mensaje recibido es, he aprendido que puedo hacerlo mejor. La segunda opción es formativa; en la primera, el aprendizaje es nulo" Si a esto le unes la consigna de Gregg Popovich, "el esfuerzo no se negocia", ya tenemos el secreto de la confianza y la unión a la causa del jugador. La experiencia te da la posibilidad de tomar buenas decisiones, pero para llegar a ella primero hay que aprender a base de tomar otras muchas malas decisiones. ¿Y cómo se llega? Con observación, ensayo, perseverancia, ilusión, humildad, trabajo duro y... confianza.


Los entrenadores, profesores... pensamos en ocasiones que aquello que es fácil para nosotros tiene que serlo también para nuestros jugadores, pero no es así. El entrenador tiene la jugada en la mente, dibujada en el papel, ha pensado en todas las variantes posibles, ha tomado las decisiones con calma... pero no las ejecuta. No las ejecuta a mil por hora, no se coordina con sus compañeros ni tiene que oponerse a los rivales, no siente la presión del momento, no del mismo modo que sus jugadores, no tiene que hacer frente a las múltiples variables que no están reflejadas en el papel porque las condiciones y situaciones cambian constantemente. La confianza tiene que estar ahí siempre, ha de ser recíproca y hay que renovarla cada día desde la actitud y el compromiso de hacer las cosas bien, no desde el resultado que a veces, cada vez menos si se persevera, no será el esperado.

La vida es lo que te sucede cada día mientras transitas por ella, pero lo que haces con ello es lo que eres, y aquí es donde entra la formación del carácter de la persona. En el caso de los deportistas, esa formación de la personalidad muchas veces se desvirtúa en beneficio de la formación técnica, táctica o física cuando debieran ir de la mano. En la entrada anterior a esta decía: "lo que pasa en la pista se ve reflejado fuera de ella y viceversa, por lo que no puede separarse al jugador de la persona, de ahí que sea fundamental la formación del carácter más si cabe que la propia formación técnica porque el deporte no es sino una parte más del proceso vital al que se enfrentan los chavales" Recientemente, el gran Tim Duncan de los Spurs de San Antonio, mejor persona que jugador, y como jugador era la caña, entraba por derecho propio en el Hall of Fame de la NBA. En su discurso, agradecía a Gregg Popovich, Coach Pop, su labor con estas palabras: "después de que fuera drafteado, apareciste en mi isla, te juntaste con mis amigos, mi familia y hablaste con mi padre. Creí que eso era lo normal. Pero no lo es. Eres una persona excepcional. Gracias por enseñarme sobre baloncesto, pero incluso más allá de eso, enseñarme que no todo se trata de baloncesto. Se trata de lo que está sucediendo en el mundo, se trata de tu familia" Antes de pronunciar estas palabras sobre su entrenador dijo: "se va a enfadar si hablo de él... Lo siento Pop" Que un entrenador se enfade con un jugador agradecido que sólo tiene buenas palabras que decir tampoco es lo normal. Lo normal es hacer las cosas bien y por eso Popovich le resta importancia a aquello que simplemente es lo correcto, entender al jugador en toda su dimensión.

Mejor conectados con Pablo Laso. Telefónica

No hace falta ser un experto en un aspecto para ver que cosas que no son específicas de ese tema concreto sí afectan al desarrollo correcto del mismo, cosas que no se llevan a cabo de la mejor manera posible y eso no puede ser tan difícil de hacer. Si un jugador sólo sale a hacer lo que sabe en beneficio del equipo, si lo que necesita el equipo es que a veces ni salga para intentar llegar al objetivo que casi siempre es la victoria y en categorías de base no debiera (para mí, en categorías de base donde la victoria no es apremiante como en el deporte profesional, ni tan siquiera debiera ser importante y mucho menos ser el objetivo, sino el hacer las cosas bien y que por ese hecho de hacerlas correctamente, derive en la mejora personal y colectiva que traerá acompañados los buenos resultados competitivos) ¿qué beneficio saca el jugador del equipo? ¿Cómo crece como jugador sino puede ver reflejado su trabajo? ¿Cómo puede sentirse parte del equipo? Recuerdo una anécdota en la cual un equipo de fútbol base entrenado por un buen amigo y dos compañeros suyos, todos buenos profesionales y conocedores de las necesidades de formación de los chavales, ganaban todos los partidos de manera amplia. Ganaban merced al buen trabajo realizado y, para continuar con el proceso de mejora en una categoría que ya dominaban, no se les ocurrió otra idea que poner a los chavales en posiciones que "quizás" no eran las suyas. La intención era clara. Tenían que seguir creciendo como jugadores y personas, realizando funciones para las que no estaban tan preparados y tener en un futuro un arsenal de recursos más amplio con el que abordar las diferentes situaciones de juego que se les pudieran presentar (sistema de juego son las múltiples posibilidades de tareas colectivas y de distribución de los jugadores en el espacio, las cuales estarán condicionadas por las capacidades tácticas, técnicas, físicas y psíquicas, así como por el reglamento) Todos jugaban, todos en posiciones diferentes y todos lo hacían porque se habían preparado para ello. ¿Hay una manera mejor de acumular experiencia que ayude a tomar las decisiones adecuadas cuando el juego lo demande? Si en lugar de formar jugadores estuviésemos hablando de elaborar cervezas, los de Alhambra te dirían que "no es perder el tiempo, es perder la prisa" donde el tiempo que inviertes es un ingrediente más de la elaboración perfecta.

En el primer capítulo de la cuarta temporada de "Estoy vivo" sale Luis Aragonés entregándole la carpeta con las jugadas que llevaron a España ganar la Eurocopa del 2008 a DH65 o Yago, el gallego. Tienen la final de lo que en Galicia sería la liga de parroquias. Luis se despide con su clásico: ganar, ganar, ganar y volver a ganar. Luis se equivocaba. Ganar es el objetivo final pero más importante que eso es el compromiso que todos adquirimos para intentar ganar. 

El partido no estaba para ti o no encontré el momento de sacarte... La responsabilidad está en aquello donde yo puedo decidir qué hacer y cómo, tratando de hacer lo correcto en beneficio del equipo y de cada integrante del mismo, dando la oportunidad así a que otros hagan lo mismo. Donde no llega la responsabilidad lo hacen las excusas. Los partidos no se ponen de cara para nadie, son los jugadores los que ponen cara al partido enchufándose o no. Pero para eso tienen que tener la oportunidad de jugarlos. Rafa Nadal perdió con Alexander Zverev en el reciente Open de Tenis de Madrid. En rueda de prensa, asumió su responsabilidad y en lugar de poner excusas del tipo; al rival le salía todo, lo que dijo fue: "a la hora de la verdad lo hice todo mal". Como no podía ser de otra manera, la mentalidad de Rafa es de mejora (no supe hacerlo mejor en lugar de no pude, porque está claro que Rafa puede)

Pincha en la imagen para escuchar a Nadal tras ganar en Roma 2021. Diario As

De un tiempo a esta parte, esta vez por mi experiencia como profesor y como padre, me obsesiona que los chavales piensen por si mismos, que sean capaces de construirse como personas capaces de enfrentarse a cualquier circunstancia. Ello implica en ocasiones meterme donde quizás no debiera para hacerles ver las cosas desde un punto de vista que esté oculto a sus ojos, pecando de ser demasiado directo. Creo sinceramente que es peor no serlo, no sirve esconder aquello que se está haciendo mal para centrarse en lo que está bien. Hay temas sobre los cuales no gusta hablar y a mí me parece importantísimo dar nuestra opinión y si estoy equivocado que me lo hagan ver para poder corregirme. Como otras veces, y a pesar de ser sólo mi opinión, parto de la observación y de la objetividad.

Para terminar, vamos a pedirle prestada a Manolo García su maleta de los sueños y nos vamos a ir a San Fernando (Cádiz) un ratito a pie y otro caminando para celebrar la clasificación del Cadete del Obradoiro para el Campeonato de España de Clubs. Como se dice en la "Caldeira do Sar" Miudiño, Miudiño. Sin prisa pero sin pausa, que el tiempo nunca es perdido, tan sólo un recodo más en nuestra ilusión. Manolo García siempre tiene unos versos apropiados para los buenos momentos. 

"Siempre, cuando las cosas vayan mal o vayan bien, los que tienen la capacidad de actuar, tienen la responsabilidad de hacerlo"