domingo, 11 de abril de 2021

EN BUSCA DE LA SATISFACCIÓN

Hacía mucho ya de la última entrada. El motivo es que he ido escribiendo a los pocos y mientras han ido sucediéndose acontecimientos en mi día a día particular y en el devenir de la vida en general. Todo ello me ha permitido introducir de alguna manera aspectos que me llaman la atención y de los cuales me satisface escribir: el aniversario del fallecimiento del humorista Eugenio, el 8 de marzo día de la mujer, unas obras que hicimos en casa, los efectos de la pandemia de las narices, la lectura de varios libros... 

La resiliencia es la entereza o capacidad para adaptarse a las situaciones adversas intentando sacar resultados positivos de ellas cuando lo más probable, o lo esperado, sea obtener resultados negativos. En ocasiones, esta adversidad no viene dada por la tarea en sí, sino por el stress que se genera alrededor en forma de plazos de entrega, escasez de recursos materiales y económicos, explotación de los recursos personales... resiliencia, proceso de competitividad donde la persona debe adaptarse positivamente a las situaciones adversas. El problema es que al final compiten sólo unos pocos, aquellos que responden con su trabajo, su talento, su buen hacer y su responsabilidad para consigo mismos y los integrantes del equipo que tienen a su cargo y, precisamente por hacerlo bien, se ven obligados en muchas ocasiones a recoger la mierda que otros van dejando porque parece ser que el stress no afecta a todos por igual. El sueldo y el reconocimiento creo que tampoco. Las personas a las que les gusta su trabajo, o aunque no les guste, sienten esa responsabilidad de hacer las cosas como hay que hacerlas, se molestan porque las cosas estén bien hechas y "pierden" el tiempo en intentar que aquellos que están a su cargo cumplan con lo que es su obligación, su responsabilidad que a veces no ejercen, y lo que es peor, en muchas ocasiones ni siquiera les importa. Me da la risa cuando en estos tiempos que corren hablamos del todos cuando en realidad son sólo unos "pocos" los que con su trabajo y esfuerzo, y su salud!! hacen que las cosas vayan tan sólo bien cuando sería muy sencillo que fueran fenomenal si fuéramos capaces de hacer la parte que nos corresponde a cada uno y para la que se supone nos hemos preparado intensamente durante años. 

Resiliencia, palabra femenina que define el tópico masculino de echarle huevos a la cosa. Y hablando de esto último, vaya expresión más... desafortunada, carente de sentido, torpe, inadecuada. El valor, el coraje, la osadía, el atrevimiento, el tirar para adelante con lo que hay, no va en el género de la persona sino que va unido a la confianza que se deposita en uno mismo, a la confianza que los demás depositan en ti, y ello viene dado por el trabajo correcto y la perseverancia en él que nos lleva al dominio de la tarea, lo que nos va a permitir dar un paso adelante cuando se nos requiera. Hay una publicación deportiva de titulares sensacionalistas, uno de los cuales recogía unas palabras de Alejandro Valverde diciendo que ahora le echa más "cojones" a la cosa para poder competir con las nuevas generaciones. 41 tacos y no creo que le apoden "el Bala" por declaraciones como estas, sino por hacer uso de sus capacidades cuando la ocasión lo requiere. Alejandro, las nuevas generaciones son sólo eso, nuevas, más jóvenes. Y por ser más jóvenes parece que pueden con todo y con todos, pero no se puede correr a base de demostraciones constantes de poderío como Mathieu Van de Poel, Van Aert o  Pogacar, que dicho sea de paso son puro espectáculo. Si hacemos caso de las palabras de Toni Nadal que considera, muy acertadamente en mi opinión, que el proceso de formación no termina nunca, muchos pedales que dar les quedan todavía a estos fieras de la bicicleta para llegar al nivel de un veterano joven como tú, capaz de competir con ellos por haber trabajado correctamente y perseverado durante tantos años. Cojones, Alejandro, se escribe con "C" de Confianza.

Hoy leía una entrevista de Dino Radoncic, joven jugador de basket formado en las categorías inferiores del Madrid y coetáneo de Luka Doncic. En estos momentos pertenece al Casademont Zaragoza y está cedido en el Acunsa GBC de la Liga Endesa. Decía aquello de que las comparaciones son odiosas y que cuando lo hacen con alguien como Doncic, que hay uno entre varios millones, es muy difícil no evitar que la autoestima se te caiga a los pies: "En verano había que decidir y salió la oferta del Casademont Zaragoza. Me motivó que me quisieran y que me cedieran al Acunsa GBC, donde intento devolver la confianza que me dan. He encontrado mi sitio. Un equipo donde me permiten cometer errores y creen en mí. Y pienso que lo puedo hacer aún mejor" Marta Xargay, gran jugadora de basket, dice en "Gigantes" que: "no nos preparan para el fracaso". Y el fracaso no es necesariamente no ganar, sino el temor a hacerlo mal y no estar a la altura. ¿Qué se necesita en estos casos? Pues sí, confianza.

No es la primera vez que lo digo, de hecho nunca me cansaré de repetirlo, el fallo está permitido y es necesario. Más si cabe en los deportes colectivos donde se necesita de la armonía (equilibrio, proporción y correspondencia adecuada entre las diferentes partes de un conjunto) entre los jugadores del equipo y mi fallo depende en gran medida del acierto de mis compañeros. Sin ningún tipo de duda, para mí, el mejor entrenador en cualquier disciplina es aquel que saca lo mejor de los jugadores con los que cuenta y que no emplea un único sistema de juego, sino que lo adapta en función de las circunstancias, los rivales y sus propios jugadores. Estoy leyendo una biografía sobre Gregg Popovich, técnico de los San Antonio Spurs y uno de los más respetados de la NBA, en la que se dice que no utiliza sistemas predeterminados, él es el sistema y es el mejor sacando lo mejor de todos y cada uno de sus jugadores. El esfuerzo, la actitud, la intensidad, el compromiso, no se negocian... pero el fallo está permitido.

El problema es que vivimos en una sociedad de "mi..." donde prima el resultado. Entonces Popovich es dos veces bueno, uno porque saca lo mejor de sus jugadores y dos porque haciéndolo consigue ganar. Y el uno siempre va antes que el dos. La recompensa está en el esfuerzo, y éste, no es negociable. Palabra de Popovich. ¿Quiere esto decir que la obsesión por ganar está mal? Por supuesto que no, siempre que no olvides nunca el trabajo duro que te ha llevado a la situación de estar en disposición de poder hacerlo, ni la humildad necesaria que has de tener si al final ganas o pierdes. 

"Spurs ball movement" Como diría Aíto García Reneses: "ganar jugando bien" Olvidando aquello de que las comparaciones son odiosas, estos Spurs no están mal pero, para mí, no son los Celtics del 86.

Hay otro libro que estoy leyendo de Toni Nadal, entrenador y tío de Rafa Nadal, y que lleva por título "Todo se puede entrenar" En el habla de cómo se forja un campeón y de aquellos valores y principios que a ellos les han ido bien, aclarando también, que quizá no sirvan para todo el mundo. Dice que lo que pasa en la pista se ve reflejado fuera de ella y viceversa, por lo que no puede separarse al jugador de la persona, de ahí que sea fundamental la formación del carácter más si cabe que la propia formación técnica porque el deporte no es sino una parte más del proceso vital al que se enfrentan los chavales, y las edades tempranas son más susceptibles e ineludibles en ese proceso de formación que por otra parte no termina nunca: "el valor filosófico del deporte es el sacrificio y el esfuerzo que nos ayudan a construirnos como personas capaces de enfrentarnos a cualquier otro episodio vital" El talento es la capacidad para desarrollar un aprendizaje, el cual se demuestra a través de la capacidad de mejora durante un largo período de tiempo. Aprendizaje basado en el esfuerzo huyendo de sobrevalorar aquello que se hace bien y endulzar lo que se hace mal, incidiendo en aquello que hay que mejorar con la exigencia como premisa, exigencia que con el tiempo ha de convertirse en autoexigencia (en el libro hay una serie de imágenes de diferentes momentos en la carrera de Rafa Nadal. No son muchas pero me llama la atención que en tres o cuatro de ellas aparezca Rafa con Toni entrenando el saque cuando han repetido multitud de veces que es uno de los peores golpes del tenista, de hecho en el libro dice que es muy malo. ¿Casualidad o incluso a través de estas imágenes deja claro que la sobreprotección y maquillar las capacidades no lleva a mejorar?) Aprendizaje que parte de la objetividad y la simplicidad para definir dónde estamos y adonde queremos llegar, y que tiene en la actitud, la ilusión, el trabajo correcto y la perseverancia los medios a través de los cuales intentar conseguir los objetivos que nos proponemos. En el año 2006, en su segunda final del Masters 1000 de Montecarlo, Rafa se enfrenta a Federer. En el vestuario le pregunta a su tío cómo ve el partido y haciendo una mueca de contrariedad le contesta: "bueno, vamos a ver. Federer tiene mejor drive que tú. Su revés también es mejor que el tuyo. La volea, mucho mejor. El smash, no hay color... y, cuando me dispuse a hablarle del saque, mi sobrino me interrumpió enseñándome la palma de la mano y me dijo: Para, para, para... ¡Vaya moral que me das para salir a la pista, Toni!. Después de otra mueca típicamente mía, añadí: Mira Rafael. Lo que te digo es la verdad. Si quieres te puedo engañar y decirte que tú eres mejor que él. Pero tranquilo, Federer no te va a engañar, cuando salgas a la pista en una hora te dirá lo mismo que yo... Pero hay otras cosas que también entran en juego. ¡En tu ilusión y en tu actitud está la posibilidad de ganar esta final!"

Acabo de terminar un libro sobre Carolina Marín. Cuenta que en el pabellón donde entrena tiene dos carteles o posters. En uno de ellos aparecen las palabras: "Calma, Alegría y Fuerza". En el otro un podio olímpico con las palabras: "Decide donde quieres estar". ¿Saben aquel que dice que la vida reparte las cartas y es uno el que decide, con su actitud, la manera de jugarlas...? Siempre va a haber momentos en los que la calma y la alegría se vean debilitadas, pero es ahí donde hay que sacar toda la fuerza que llevamos dentro -"Soy uno con la fuerza, la fuerza está conmigo" (Star Wars)- para decidir donde queremos estar y conseguir disfrutar de aquello que nos gusta.

Hoy en día en el deporte base, entendiendo éste como deporte de formación donde "formar e instruir" a la persona, se le da demasiada importancia a la victoria. Toni Nadal cuenta que Rafa perdió partidos porque le pedía hacer cosas que no eran las más adecuadas para esos encuentros. Sin embargo, Rafa aceptaba la decisión del entrenador porque sabía que la dirección era la correcta, que el aprendizaje es un viaje de largo recorrido y que el nivel de tu tenis no es el de los días buenos, sino el del rendimiento que seas capaz de desarrollar en la actividad. Para que vengan días buenos, y se queden, también son necesarios los días malos. 

Hace un tiempo asistí a un clinic sobre basket de Antonio Pérez Caínzos. Puso un claro ejemplo de la función verdadera del entrenador en el deporte de formación. Decía que tenía un jugador muy alto que sabía coger muchos rebotes y desbarataba las opciones de anotar del equipo contrario. No sabía hacer nada más pero poniéndolo en pista ganaba los partidos. Luego de contarnos esta historia nos hizo una pregunta: "gano los partidos, ¿y? ¿Qué favor le estoy haciendo a este chaval? ¿Qué beneficio saco yo como entrenador de base de todo esto? Yo lo que quiero es que este chaval tenga todas las armas posibles en su mano para poder tomar las decisiones más acertadas en cada momento, quiero que este chaval cuando sea cadete o junior, su entrenador en ese momento diga: ¡caray que bien formado está este chaval!"

A veces hay que dejar de hacer aquello que nos va bien para que el proceso de aprendizaje tome protagonismo en la dirección correcta.

Yo, como profesor de Educación Física, tengo claro que mi cometido, en lo que al deporte se refiere, es mostrar en que consiste cada disciplina de las que imparto e intentar despertar el interés de los chavales para que la lleguen a practicar fuera de las horas lectivas en el club que corresponda. El interés de verdad por algo, llega cuando dominas un poco la actividad y ello te permite desarrollarla con "cierta maestría" Descubres entonces la verdadera amplitud que abarca, lo que además de divertirte hace que te satisfaga. Satisfacción que tiene que venir precedida de cierto nivel creciente de exigencia sin el cual no es posible aprender correctamente. En la entrada anterior a esta hablaba del grado de satisfacción que me produce salir a correr, unas veces es más divertido que otras, pero siempre es satisfactorio.

Por increíble que parezca, y cada vez más, todavía hay personas que disfrutan aprendiendo, que muestran interés real por el por qué de las cosas, por el cómo, el para qué, que les gusta aprender y que con el tiempo acumulan conocimiento en muchos ámbitos por lo que llegan a cuestionarse temas y aspectos que los demás pasamos por alto o, directamente, quizás hasta ni nos importen ya. Los profesores, docentes, formadores, entrenadores... los padres también, no podemos permitir que este interés, esta necesidad de aprendizaje, decaiga y termine perdiéndose, todo lo contrario, debemos impulsarlo, mantener viva la llama del conocimiento en la medida de nuestra capacidad. Con ello nos exige a nosotros mantenernos activos y alerta para poder resolver las probables dudas que se generen. Y si no somos capaces ya, pasar el testigo para que continúen mejorando y esa necesidad se vea satisfecha.

A pesar de haber estado hablando del terreno deportivo, esta reflexión sirve para cualquier ámbito profesional. De hecho, no hace mucho hicimos una pequeña obra en casa para acondicionar una habitación. ¿Saben aquel que diu?... como diría el desaparecido humorista Eugenio, que su trabajo le gusta tanto que no parece que vaya a trabajar porque realmente lo disfruta y su actitud y manera de comportarse, su perfeccionismo y querer que las cosas estén todo lo bien que pueden estar así lo denotan, cuando no es una molestia detenerse a solventar ese irrisorio desperfecto, imperceptible a los ojos de un profano en la materia que sea, cuando no quedas satisfecho de tu trabajo hasta que lo ves todo perfecto... esas personas existen y Javi es una de ellas. 

Voy a terminar con unas palabras de Rafa Nadal que vienen recogidas en el libro. En ocasiones, tras vencer en una de las múltiples finales que Rafa ha tenido la oportunidad de disputar, los periodistas le preguntan por el siguiente objetivo. Rafa suele contestar lo siguiente: 

"Ahora hay que seguir mejorando. Ese es mi próximo objetivo"


No hay comentarios:

Publicar un comentario