El título de la entrada de hoy se lo he cogido prestado a Sabina. Lo he puesto entre interrogantes por una acción final en el Francia-Eslovenia del Eurobasket que se está disputando estos días. Dicha acción es lícita deportivamente pero rompe, al menos para mí, con la ética y el honor en la victoria, la generosidad aquella de la que hablaba Corbalán y motivo por el cual, con 1.2 segundos restantes, hizo sacar a pasear el orgullo en la derrota de una Eslovenia que, sin embargo, con 17 segundos por jugar daba por bueno el resultado.
101-92 en el electrónico, 17 segundos por jugar, y esa maldita norma no escrita, manía diría yo por prescripción médica de mi querida Dra. Pintos, Pili, Pilei (sigues aquí Pili, muy presente 😘) de dejar correr los segundos porque consideramos que nada ya se puede hacer para dar la vuelta al marcador y porque, como no, el rival da por buena la victoria. Norma no escrita que todos dan por buena y todos... respetan; nos saludamos, buen partido colega, suerte en el próximo... y todas esas cosas que los jugadores se dicen en esos segundos que restan por jugar y que, no olvidemos, es tiempo de partido. En esas estamos y va Francisco, Sylvain de nombre (MVP del partido) y anota una entrada ante la estupefacción del resto de jugadores que están en la cancha, compañeros incluidos, del banquillo y de los espectadores.
Para unos falta de respeto, para el entrenador canasta importante porque es un torneo y el basketaverage manda al final en caso de empate. Lo peor, que con 1.2 segundos por jugar, va Doncic y les clava un triple, por lo que los 9 puntos de diferencia que habían subido a 11, se quedaron en 8. Lo que con 17 segundos por jugar daba Eslovenia por bueno, no lo hizo con 1 porque, estando muertos (nadie va de parranda a un Eurobasket) la acción de Francia los resucitó de alguna manera. Llegado el momento, Francia, en caso de empate, "no culpes al karma de lo que te pasa por g..." (libro divertido y fácil de leer del que luego se ha hecho una película, por cierto, con Verónica Echegui de protagonista) cuando podíais haber ganado de 9 y tan solo lo hicisteis por 8.
Los partidos, y esto va para todos (para los que ganan y para los que no) no acaban hasta que se acaban, hasta que suena el pitido final. Puedo aceptar que, con una ventaja clara y en la fase regular de cualquier liga doméstica, donde el número de partidos a disputar es elevado y la posibilidad de un empate es menor, se bajen los brazos a pocos segundos del final. Pero en un torneo de dos semanas, donde cada punto cuenta, hay que luchar hasta el final, final.
No hay victoria sin honor. No para mí. Y el honor es una norma que tampoco viene escrita. No hay grises aquí. Háztelo mirar si no lo tienes y no culpes al karma por ello.
Hoy no he citado a Fito y Fitipaldis. Tienen nueva canción y una amiga me ha dicho que a los conciertos hay que ir preparados. No vamos a dejar que los cuervos sean los únicos que se lo pasen bien, ¿verdad?
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