Hace un par de semanas pude disfrutar de una charla organizada por la Cátedra SXD Galicia Activa de la UDC, en colaboración con la Xunta de Galicia en un hotel de Santiago de Compostela. Con el título, "La salud en el deporte de alto nivel" tenía como objetivo profundizar en el papel de la salud física y mental como pilares fundamentales en el rendimiento deportivo de alto nivel. Como ponentes, Carlos Lalín que se ocupó del apartado físico, e Isabel Balaguer que hizo lo propio del mental. Un lujo contar con dos referentes en lo suyo, y varios deportistas extraordinarios que compartieron su experiencia en ambos aspectos de la salud.
Carlos, a partir de su experiencia en reconocidos clubs de fútbol nacionales y europeos, nos ofreció una visión del funcionamiento de la maquinaria que hace que los deportistas estén sanos físicamente teniendo en cuenta todos los aspectos que influyen en la ecuación, entre ellos también el mental. Isabel, con un currículum tan excepcional que hace que ser la psicóloga de Carlos Alcaraz sea tan solo un dato más, incidió extensamente en la importancia vital del clima del entorno del deportista para lo que los psicólogos llaman el Funcionamiento Óptimo, aquel en el que se limita la aparición de signos contrarios al rendimiento como el estrés, la depresión, la ansiedad o el burnout (estar quemado).
Es curioso, o más bien no, como ambos ponentes coinciden en que, en ocasiones, a pesar de contar con los medios y saber que estos funcionan, no se implementan. De hecho, Isabel terminó su presentación lanzando una cuestión al público que tenía preparada yo en la recámara para el turno de preguntas: si sabemos que cuidar al deportista, tratarlo con respeto teniendo en cuenta sus circunstancias, empoderarlo para que sea autónomo, funciona y funciona para todos porque gestionamos personas, ¿por qué no lo hacemos?
La experiencia que me ha tocado vivir como padre de deportista, lamentablemente, para nada es la que yo viví en su momento como tal. Fonte, que es como un padre para mí y por ello me creo con derecho a decirle las cosas como yo las veo, porque así me lo enseño él, me mostró la cara amable del deporte, esa de la que Sir Michael Robinson era ferviente defensor porque no hay otra, o no debiera haberla. Sin embargo (y aquí es donde aclaro como siempre, que esta es mi opinión en base a lo que veo, lo que sé y lo que la experiencia me ha enseñado) el nivel de exigencia hoy, no se corresponde con el nivel de dedicación e implicación que los entrenadores destinan a ello. Ni te cuento cuando estás lesionado o, cuando por una medicación que necesitas pero que te mata físicamente, estás a medio gas... profesional no es la palabra, muy profesional has de ser que diría Manquiña pero sin el tinte humorístico que este le daba. Cuando mi hijo entendió que lo que pasaba no era normal, se fue a hablar con el entrenador y le dijo hasta aquí; ni yo puedo darte lo que me pides, ni tú aciertas a darme lo que necesito en este momento. ¡J....!, a veces es tan sencillo como preguntar qué tal estás hoy en el sentido más amplio de la palabra: ¿cómo te encuentras?, ¿has dormido bien?, ¿has podido descansar?, ¿las molestias cómo van?, ¿y ese examen que tienes en dos días?, ¿la novia?, empiezas con el grupo y me vas diciendo ¿ok?...
"Entrenar es convencer que dice Marcelo Bielsa, y uno convence difundiendo lo que uno cree..." Pues hay maneras que a mí no me convencen porque no creo en ellas. Lo que me sorprende, es que se sigan reproduciendo modelos de "aprendizaje" donde las formas no son las correctas.
Ya conté una vez la historia de un entrenador que tenía una cesta de huevos que fueron rompiendo hasta que quedaron 2 o 3. Yo tuve la "suerte" de ser Campeón de España de Campo a Través haciendo equipo con alguno de ellos (varios olímpicos). Eran tan buenos que incluso haciendo las cosas mal salieron adelante de todos modos, lo que, lamentablemente, no sucedió con muchos otros. La pregunta es, y va para todos ellos, para todos los que estaban en esa cesta al principio, ¿habiendo querido todo, cuántos no quisieron nada después?
Tengo examen el 29 de Fitología Aplicada a las Ciencias Sociales en Santiago, en el Multiusos de Sar. Estoy estudiando duro, con disciplina pero disfrutando a tope, sintiendo cada nueva canción del disco El Monte de los Aullidos. Si no apruebo, recuperación en febrero en Salamanca y, si apruebo, iremos a subir nota... Óscar, que vamos eh!.
El estribillo de la canción que da nombre al disco dice así: "la carga a la espalda y luego, las manos a la cabeza, las cosas que nunca digo, la punta de la lengua..."
En Mentira y Verdad:
"Me fui dejando el corazón por todas partes
tan fácil pierdo la ilusión como las llaves
tuve una extraña sensación, recuerdo que era extraña
más que un ataque al corazón, una emboscada.
La soledad que va empañando los espejos
y aquella luz que un día brilló, hoy ya se fue
volverse loco es como estar de todo lejos
puedo seguir disimulando, pero no quiero estar aquí"
Entrenar es una responsabilidad de la hostia. "Querer" a las personas que tienes a cargo no significa no exigir, no significa no echar la bronca cuando es merecida, no significa no castigar cuando la causa lo necesita, de hecho, es precisamente todo eso pero siempre desde el respeto y con la máxima de que importan todos o no importa ninguno (las culpas no pueden recaer siempre en los mismos porque todos cometemos errores).
Mi hijo estudia matemáticas, está en segundo. Cuando hubo de decidirse estaba entre Mates e INEF, entre mi mujer (que es matemática) y yo, jejeje. No hubo color ahí y tan contento. Sacó un 10 en un parcial hace unos días. ¿Si estoy orgulloso? Claro, el ESFUERZO no siempre garantiza el resultado pero, sin lugar a dudas, siempre vale la pena. De lo que si estoy orgulloso es de ese día en el que, con 15 años, le puso las pilas al entrenador aquel que se suponía tenía que "cuidar" de él. Eso se llama carácter, personalidad e identidad propias. También se pueden entrenar, también requieren de esfuerzo y, este último, no se negocia.
"Si alguien me pregunta ahora
que es lo que tuve que hacer
aprendí a poner las comas
eso tuve que aprender"
La temporada siguiente mi hijo cambió de equipo y explicamos los motivos que nos habían llevado a tomar esa decisión. Pese a ser sabedores de ello, permitieron que el entrenador cometiese los mismos errores y algunos más graves elevados a la enésima potencia (poned la potencia que queráis que os quedaréis cortos). Experiencia en grado dos debe ser esto... ¿El funcionamiento? "Óptimo", por supuesto.
Adrián Ben (extraordinario atleta), presente en la mesa redonda con Isabel Balaguer, a la pregunta de qué hará cuando deje el atletismo de alto nivel, respondió más o menos así: "cuando surge este tema pienso en Ironman cuando le pregunta a Spiderman: cuándo te quitas la máscara, ¿quién eres, Spiderman o Peter Parker? Cuando ingresamos al entrenamiento queremos actitud, intensidad, concentración, creatividad, compromiso... el disfraz lo dejamos fuera y nos mostramos como somos, personas que tratan con personas.



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