martes, 18 de agosto de 2020

CANTERA, ANSIEDAD DEPORTIVA Y COVID 19

Como siempre, vaya por delante que todo lo que escribo no es más que una opinión personal sobre temas que me preocupan y me hacen reflexionar. Puede que en esta ocasión la entrada me haya quedado un poco deslabazada en cuanto a hilar argumentos, aunque espero que las ideas principales hayan quedado lo suficientemente claras.

Hace un montón de tiempo, como siempre que aparece una idea sobre la que escribir, hice unos esbozos en papel que se quedaron sobre el escritorio, latentes, hasta que surgió el desencadenante que me animó, varios desencadenantes: una situación particular, un artículo sobre Aíto García Reneses en www.solobasket.com titulado: "La última lección del Maestro Aíto", la pandemia del Covid-19 con la ausencia de competiciones deportivas y un artículo de La Voz de Galicia sobre el fichaje de Antonio Pérez Caínzos por el Coosur Betis que lleva por título: "La Educación influye en como juegas"

Antonio Pérez Caínzos. Fuente: https://sportcoach.es/

Aíto García Reneses. Fuente: www.solobasket.com

Aquellos primeros esbozos versaban sobre el trabajo de cantera en los diferentes deportes y clubs, conversaciones con personas vinculadas al mundo del deporte donde expresábamos nuestras opiniones y pareceres sobre la cuestión, sobre cómo llegan los niños al deporte y sobre cómo no llegan más arriba en el deporte que escogen como suyo. Oyes decir a entrenadores y responsables de categorías inferiores que los clubs saben que la cantera es la opción más "barata" y más "eficaz" de sacar buenos jugadores para los primeros equipos, pero luego observas que la realidad es otra y la pregunta que te haces es para qué sirve la cantera y cómo puede ser que, después de tanto trabajo, no haya casi nadie lo suficientemente bueno para llegar arriba. Cierto que, como en todo, hay excepciones.

En esas charlas coincidimos en que, hoy en día, a los niños les falta mucha calle. Con ello quiero decir que se juega menos, hay niños a los que les cuesta correr, algunos parece que no saben, son muy descoordinados. Se hace mucho menos deporte y algunos de los que lo hacen van obligados, los exprimimos y luego ya no quieren saber nada. Por eso, si logramos que se interesen por el deporte, intentemos que se diviertan y no lo dejen prematuramente, motivémoslos. Antes jugábamos a un montón de cosas y eras bueno en diferentes actividades. Ahora no podemos hablar de especialización temprana pero casi, porque el niño escoge un deporte que cree que le puede gustar y acude con más o menos ganas que se pueden transformar en pasión por el juego si sabemos conducirlo por el camino correcto. Por el contrario, si lo "engordamos" pronto buscando objetivos inadecuados a la edad, capacidad y nivel de maduración del chaval, con los tiempos que corren; donde el número de chavales que practican deporte está en declive (excepto en el fútbol), donde el riesgo de obesidad es alto por los malos hábitos alimenticios, corremos el riesgo de que aborrezca la actividad y quizás las demás por extensión. Y si haces deporte es más fácil adquirir otros hábitos saludables que van asociados al cuidado y mantenimiento de la salud. Tenemos que intentar que permanezca dentro del abrigo que el deporte supone el mayor tiempo posible para que los beneficios sean duraderos y, si llega el momento en que la actividad los supera por exigencias de la propia actividad y no por ganas y motivación (todos tenemos un límite) tenemos que darles otra opción acorde a sus capacidades donde el chaval se sienta útil. 

Hay clubs que cumplen, por encima de otras muchas, una función social, compartir experiencias. Y otros donde la exigencia deportiva y de consecución de objetivos competitivos es mayor, pero no puede ser que si ya no me vales venga otro y listo. Esos clubs grandes, donde los medios disponibles son mayores y por ende las exigencias también, es donde la trayectoria deportiva de los chavales se ve más coartada, quizás porque desde edades tempranas, el objetivo de ganar partidos haya superado al de formar jugadores.

Hemos hablado anteriormente, en otras entradas, que la sociedad en la que vivimos demanda una inmediatez en la consecución de los objetivos, lo queremos todo para ayer porque corremos el riesgo de quedarnos atrás y que otros nos superen. No se mantienen los ritmos de aprendizaje de cada persona y no todos maduramos de la misma manera ni por los mismos medios. Hay entrenadores/formadores que lo quieren todo ya a su manera, no aprovechan ni desarrollan las virtudes de los jugadores, todas sus virtudes en función de cómo se desarrolle el juego en busca del supuesto bien común que podría ser ganar partidos. Aíto diría que: "Los títulos no son mi objetivo. Para disfrutar no hace falta ser campeón"

Con ello, hacemos que los jugadores solo quieran trabajar lo que ya hacen bien y no busquen mejorar en lo que sale regular, que al final es la razón de que vayas a entrenar todos los días... "si ya hago todo bien, ¿para qué ir a entrenar?" El motivo de que vaya entrenar es hacer que los días malos (que los hay siempre) sean cada vez menos y sepas antes de los partidos lo que puedes esperar de ti mismo y de tus compañeros porque os habéis preparado para ello. Los mejores no son los mejores porque lo demuestren el día de la competición, son los mejores porque se han preparado para ello y dan muestras en pequeños detalles cada día que acuden a entrenar para que las incertidumbres no existan y poder confiar plenamente en sus posibilidades y en sus capacidades. Yo, cuando corría y acudía a una competición, no estaba pensando en cómo saldría la carrera. No lo pensaba porque, excepto causa de fuerza mayor como una lesión o enfermedad, sabía cómo iba a salir porque me había preparado para ello y lo que pudiera hacer ya lo había hecho antes entrenando. No me importaba cómo estuvieran los demás ni las marcas que tuvieran, me importaba cómo estaba yo y saberme capaz de hacer lo que sabía, no necesitaba demostrar nada a nadie, ni siquiera a mí mismo porque ya lo había hecho antes. Y si las cosas no salían, sabías enseguida donde habías fallado. Es muy fácil ser el mejor un día en concreto, para eso casi no hace falta prepararse, basta con tener un buen día. Ser lo mejor que puedas cada día es mucho más complicado. Javier Gómez Noya o Mario Mola, por poner dos ejemplos, podrían explicártelo perfectamente.

Un jovencísimo Javier Gómez Noya en el Triatlón de Pontevedra

Ahora que no hay competiciones, apostemos por sacar buenos jugadores, "completos", jugadores que lleguen arriba. Ahora que no hay competiciones, y parece que no las habrá por bastante tiempo, centrémonos en lo que tenemos y no pensemos en cuándo vamos a poder tener lo que deseamos, pensemos en el ahora y saquemos partido a la manera reducida de entrenar que podemos llevar a cabo, hagamos que el objetivo final del trabajo de cantera, que no es otro que formar jugadores válidos en todos los aspectos posibles teniendo en cuenta toda la dimensión que abarca el deportista -personal y deportiva- se cumpla, dotemos a los jugadores de todos los medios posibles a su alcance; el bote, el tiro, el pase, el dribling... hagámoslos mejores, ayudémoslos en el empleo de la técnica y a tomar las mejores decisiones para el juego, y luego, confiemos en que las tomen pero sin coartarlos.

Hay una serie de personas con las que "disfruto" de verdad de mis "paseos" en bicicleta. Con Cherra, Pepe, Toxo... aprendo de ciclismo y de las cosas de la vida a través de sus experiencias. Esos "paseos" en bicicleta, además de la función social, cumplen con otras muchas más didácticas en las que dejan que te equivoques y aprendas de tus errores (supongo que las comillas de la palabra paseos dan a entender perfectamente el tipo de, "paseos", a los que me refiero, jejeje. "Vamos a hacer un pinchito por aquí, de tortilla", me dicen. Que ca.... el Pepe!!!) Me enseñaron que las carreras no las gana el que sube o baja más rápido, tampoco el que va más fuerte en el llano. Las gana el que, después de todo eso, pasa 1º por la línea de meta, el que se prepara cada día para conocerse mejor aprendiendo cosas nuevas, confiando en lo que sabe hacer y sabiendo hacerlo cuando toca. Y sabiendo también que no siempre se puede. Me enseñaron que los relevos no se dan a tirones, que el que va delante se deja caer y otro ocupa su lugar manteniendo la marcha. Me enseñaron que cuando vas en el llano a 50 km/h y llega un repecho, no hay que reventarse por llegar arriba cuanto antes, sino que el secreto está en cómo llegues. En una salida pasada, coincidíamos con una chica que le recordó a Cherra que una de las primeras cosas que le enseñó, fue a tener "paciencia". Todo llega si sabes esperar y te preparas para ello.

Yo sigo bastante el Triatlón y, cuando el final del confinamiento, el anterior, no el que está por venir, empezaron a salir triatletas con tiradas de 300/400 km en las redes sociales. Redes sociales cuya función social, en el sentido de compartir experiencias, perdonad, pero cada vez me cuesta más discenir. El caso es que me hizo preguntarme qué pasaba, a qué tanta prisa en recuperar todo lo que no habíamos podido hacer ¿Dónde está la paciencia, dónde el trabajo bien hecho? A todos ellos, los invitaría a pasarse por nuestro coto de caza: Tambre, Aldarís, Muralla, Seoane, Pesadoira, Vilacoba... a las dos en punto cualquier día de la semana. Con un par de horas seguro que iban a tener suficiente. Quizás el único que se atreva sea el "Soldado" Raña, por aquello de que sabe un rato largo y disfruta con las emboscadas :)

En el caso del baloncesto hay entrenadores/formadores, supongo que todos, que llegado un momento por las necesidades del juego (y tienen toda la razón) le dicen a sus jugadores que el mejor bote es aquel que no se da. Sé que tiene que ser así, pero creo que es una decisión difícil de tomar para un chaval que se ha pasado años puliendo ese aspecto del juego. Creo que nuestra misión es hacerle ver al jugador la mejor opción posible, ayudarle a tomar la decisión correcta y dotarlo de las armas necesarias para ello. Y luego confiar en que sea capaz de llevarlo a cabo sabiendo perfectamente que el error es posible y necesario.

Me he encontrado con el caso de un jugador que había perfeccionado su tiro bastante y lo cierto es que el porcentaje de acierto había mejorado un montón. Pero cometía un pequeño error que el entrenador pretendía subsanar con lo que volvimos a porcentajes que no eran asumibles para el jugador. Quería mejorar, pero lo quería ya. Se medio enfadaba y no salía convencido de los entrenamientos. Su motivación y confianza habían disminuido. No entendía que, sin competiciones a la vista y con la manera de entrenar que se permite por la pandemia, es el momento perfecto para pulir defectos. No comprendía la fortuna de tener un entrenador que se preocupara de verdad por buscar su mejora personal. No entendía que la ansiedad por mejorar ya, reduce la mejora en sí y alarga los plazos. No entendía que con paciencia y trabajo todo llega, y cuando llega de esa manera, es para quedarse. Bueno, sí que lo entendía pero le costaba aceptarlo. A veces nos pueden las ganas, pero estas también se pueden entrenar. A veces, querer algo con todas nuestras fuerzas exige renunciar a ello temporalmente  para poder mejorarlo. No hace mucho leí que Cameron Brown, leyenda mundial del triatlón de 48 años, decía: "he aprendido que cada vez que he tenido un descanso, he podido volver más fuerte y listo para enfrentarme a otra temporada del deporte que vivo y amo"

Cameron Brown. Fuente: https://www.gettyimages.es/

Vuelvo a repetirme, ahora no hay competiciones y tampoco tiene visos la cosa de que vaya a haberlas en un futuro más o menos próximo, al menos en el ámbito aficionado. Y sin embargo estamos preocupados por ellas cuando no tenemos con quien competir más que con nosotros mismos. Tenemos una buena oportunidad para mejorar sin la ansiedad propia de la inmediatez del próximo partido, es el momento de trabajar con calma y prestando atención a los detalles que nos harán mejores. Tenemos una oportunidad fantástica de cumplir con el objetivo principal de formar jugadores válidos.

Al inicio de la entrada hablaba de Aíto y de Antonio Pérez, y lo hacía porque son dos claros exponentes de esa manera de trabajar en la que se cuida al jugador y se busca su progresión deportiva y personal, apostando por gente joven. El artículo sobre Aíto es una charla con Himar Ojeda, director deportivo del Alba Berlín, en la que explica las razones por las cuales insistieron en el fichaje del entrenador madrileño y la dimensión de su figura en la estructura del club berlinés: "desde un primer momento, tendría en mente cuál era la persona adecuada no solo para dirigir al equipo, sino también para dar forma al proyecto de desarrollo de cantera que pretendía llevar a cabo en el club... A Aíto lo que le mueve es su pasión por el juego. Quiere enseñar, dejar que la gente crezca y ser reconocido por ello... Ganar es el objetivo final que todos tenemos, pero lo más importante es el compromiso que adquirimos todos para ganar. El compromiso de Aíto es ganar jugando bien, y que los jugadores se desarrollen y se diviertan, que aprendan y que los aficionados lo valoren, y eso es una filosofía fantástica" 

Que podemos decir de Aíto que no se haya dicho ya en una trayectoria deportiva tan larga y exitosa. No lo vamos a descubrir ahora. En el caso de Antonio, tengo la enorme fortuna de poder decir que tampoco es un desconocido para mí, sino un buen amigo. Su figura es ya alargada y los posos de buen baloncesto que va dejando por donde pasa le han permitido regresar a la ACB de la mano del Coosur Betis: "los jugadores se mueven mucho por agentes, pero los entrenadores bastante menos. Es más con quién has trabajado, el impacto que has dejado en los clubes en los que has estado, los jugadores que has entrenado..." 

Antonio comparte esa "filosofía fantástica" de la que hablaba Himar Ojeda. Recuerdo una charla suya en la que decía, más o menos, lo siguiente: "tengo a un chaval que es capaz de coger 10 o 15 rebotes, lo pongo ahí abajo y voy a ganar partidos... ¿y?,  ¿de qué vale eso? Yo lo que quiero es que, cuando ese chaval sea junior o senior, su entrenador diga: caray, que bien trabajado está este chico" 

Antonio Pérez en un clinic en Marín

En ese artículo de La Voz de Galicia deja patente la importancia de la educación de los jugadores, su influencia en la manera de jugar. Al final se juega como se entrena y se entrena como se enseña a jugar: "lo que va a hacer que salgan jugadores es cómo se entrena, qué metodología se utiliza, cómo trabajan los entrenadores, qué formación tienen los niños, qué educación tienen, si es una educación muy analítica o una educación donde se permite la toma de decisiones... el baloncesto a veces necesita ese espacio donde el jugador toma decisiones de forma creativa. Tiene que expresarse emocionalmente en un juego que es que te lo pide. Una expresión emocional, creativa y no tan directiva..."

Cuando me da por reflexionar, lo hago siempre apoyándome en lo que sé y en aquello que veo y escucho pudiendo comprobar por mí mismo. Y luego hay conocimientos que vas adquiriendo, aprendizajes constantes, que extraes de la sabiduría de otros y añades a tu repertorio. He de reconocer que no soy de los que hablan demasiado, pero se me da bien escuchar cuando el que tienes enfrente tiene cosas interesantes que decir. La entrada de hoy podría ser un reconocimiento a todas aquellas personas que hacen tu vida más interesante.

En el Club Baloncesto Outes, en cuanto las restricciones del confinamiento se redujeron y se permitió el trabajo de técnica individual, confeccionaron un protocolo y se pusieron manos a la obra en grupos reducidos (cosa sencilla en clubs pequeños pues se necesitan chavales. Como para no cuidarlos!!!). Los chavales están super agradecidos y hoy son un poco mejores de lo que eran hace mes y medio. Son conscientes de lo que tienen y lo fácil que podría ser perderlo si no se respetan escrupulosamente las medidas sanitarias para poder seguir disfrutando de su pasión por el baloncesto. Lo valoran profundamente y al mismo tiempo están adquiriendo hábitos sanitarios y valores como la responsabilidad tan necesaria en estos momentos. 

Con la pandemia y los tiempos que se avecinan, los clubs pueden desarrollar un papel fundamental en la vida deportiva de los chavales, cada uno desde su especialidad. Y con deportiva no me refiero al aspecto competitivo, sino simplemente al de adquisición y mantenimiento de unos hábitos saludables. En los colegios, al tener que trabajar de manera individual quizá no dispongamos del material necesario para impartir las diferentes modalidades como veníamos haciendo hasta el momento, por lo que el papel de los clubs se me antoja fundamental. Quizá es un buen momento para trabajar de manera más estrecha con ellos y hacer uso, por ejemplo, de la actividad "Coñece o meu Club" del programa Xogade de la Xunta de Galicia.

Antes hablaba de la inmediatez en la consecución de resultados y de la sociedad individualista que hemos ido creando. Creo que ese modo de proceder, sin tener en cuenta la repercusión que nuestra conducta tiene en el colectivo, nos ha traído una ración extra de individualidad para conseguir reducir la propagación del contagio (objetivo que tampoco estamos logrando a tenor de los números) y la manera de compartir, esa función social del deporte, ha cambiado. Pero no consintamos que se vuelva permanente, que todo sea de manera individual ahora no significa que tenga que ser egoísta, compartamos la responsabilidad y tengamos paciencia, renunciemos temporalmente a aquello que tanto nos gusta para poder terminar cuanto antes con esta situación. Sí, yo hablo poco, pero estoy cansado de tener que salir a correr solo!!!


No hay comentarios: