viernes, 11 de marzo de 2022

LA PRIMERA VEZ QUE LA PEGUÉ CON LA IZQUIERDA

Probablemente leo menos de lo que me gustaría y acostumbro a hacerlo a última hora del día cuando ya estoy metido en cama. Cuando digo menos de lo que me gustaría no es porque me quede dormido, que también, sino porque las horas del día no dan para todo lo que a uno le gusta hacer y pospones cosas. Leer en cama me ayuda a despejar la cabeza ocupando la mente en otros menesteres que no sean los del quehacer diario y es un complemento perfecto cuando el trote o la salida en bici no han sido tan satisfactorios como me hubiera gustado, precisamente por no haber estado todo lo presente que debería en el esfuerzo al pensar en las cosas que me han ido pasando a lo largo del día. Por eso la lectura escogida es, casi siempre, digamos que ligera, fácil de leer. Bueno, el libro por el que aposté para ocupar ese espacio nocturno de tiempo no cumplía, o al menos yo así lo creía al principio, con ese criterio de lectura fácil pero me ha enganchado aún haciéndome pensar demasiado a esas horas de la noche.


A Imanol Ibarrondo lo descubrí siguiendo un hilo de Twitter. No sigo demasiado las redes sociales y no las utilizo. No las utilizo porque no tengo, y no tengo porque me asusta el tiempo que se pierde con todo ello. Sin embargo, antes si seguía por Facebook o Instagram a diferentes deportistas, pocos, hasta que fue necesario tener una cuenta para hacerlo. Ahí lo dejé. Mientras Twitter no me obligue a tener cuenta propia seguiré consultando esas dos o tres páginas que me interesan por la calidad de la información publicada. 

Me gustaría recalcar que, cuando empleo la palabra información, me refiero a  contenidos que te hacen pensar diferente y ver las cosas desde otro punto de vista que quizás hasta entonces no habías sido capaz de interpretar, aquella información que se transforma en aprendizaje y provoca un cambio en la manera de desenvolverte y comportarte. Todo lo demás es como esa paja en el ojo que te nubla la visión y en las redes sociales hay mucha paja. Y sí, eso también me asusta. 

En entradas anteriores ya he empleado citas de Ibarrondo. Es Coach deportivo, palabra que está muy de moda y queda muy chulo decirla pero que a mí no me gusta. Por eso, en una de esas entradas lo presentaba como: "Conversador y Motivador. Exfutbolista profesional, diestro cerrado que despertó a la Felicidad del Deporte y la Vida la primera vez que la pegó con la izquierda"

A medida que he ido avanzando en la lectura del libro he reforzado ideas que me rondaban en la cabeza, cosas que me preocupaban del mundo del deporte y sus implicaciones en la vida diaria. Me ha sido de gran ayuda comprobar que no andaba muy desencaminado en mi modo de pensar y proceder respecto a ciertos temas a los que no se les da la importancia que realmente tienen y que, si se dejan pasar, luego no hay marcha atrás porque se "queman" etapas de la vida que no vuelven. Y como siempre, no quiero dar a entender que mi posición y modo de pensar sean los buenos, tan solo me parece sensato y correcto.



La captura de pantalla que vemos aquí es una muestra de esas páginas de Twitter que brillan por la calidad, corrección y sensatez de la información publicada. Es gratificante escuchar y leer palabras como estas de una persona que vive de la victoria y el resultado pero que tiene claros los principios y valores por los cuales deben regirse las etapas de formación y también, por qué no, las etapas de competición adultas. 

"La plenitud es un acto radical y no es el resultado de tener todo lo que quiero o de alcanzar mis objetivos, ni tampoco necesito que se den todas las circunstancias que me agradan para sentirme pleno, sino que surge cada vez que me atrevo a ser valiente y actúo alineado con lo que realmente es importante para mí ante cualquier circunstancia que la vida me proponga" Los valores no los pone el deporte sino el deportista, que utiliza el marco de la competición para sacar a relucir aquello que le define como persona, la calidad de sus actos depende literalmente de la calidad de sus pensamientos. "Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros decía Groucho Marx ¿Alguien puede pensar que Rafa Nadal es cómo es solo porque juega al tenis?

"Si crecieras como persona y fueras mejor entrenador, ¿qué harías distinto? ¿Quién estarías siendo?
Sería un entrenador más abierto y disponible, menos distante, más sereno, más alegre, más presente, me sentiría útil, alguien que les aportara valor de verdad, mucho más allá de las cuestiones del juego, alguien que creyera en ellos y les hiciera sentir valiosos, a todos, no sólo a los mejores o a los que juegan, sería un entrenador que les transmitiría entusiasmo y confianza... ¡ahí sería la hostia!"

"Desde tu responsabilidad de entrenador/profesor/padre/jefe ejerces un rol de gran trascendencia social pudiendo influir positivamente y con gran impacto en la vida y el futuro de tus jóvenes deportistas. ¡No lo desaproveches! Deja de preocuparte tanto por ganar o perder, por ser famoso o reconocido y ocúpate  en merecer ser recordado por tus jugadores como la persona que les ayudó a ser mejores de lo que estaban siendo haciéndoles sentir valiosos, capaces y especiales"

Hay una cita, no sé de quién ahora mismo, que dice que "aquellos que tienen la capacidad de actuar, tienen la responsabilidad de hacerlo" Hay entrenadores (con esta palabra me refiero también a padres, profesores, jefes...) que en el proceso de formación de las personas que tienen a su cargo, las hacen pasar por situaciones inadecuadas con la excusa de  que eso mismo es lo que se van encontrar más adelante. A veces la vida es una mierda, pero no hace falta meterse de lleno en ella para saber lo que es. Podemos hacerle caso a Fito y Fitipaldis y "quedarnos en el aire para no pisarla o, si no nos gusta así, tirar de la cadena" O podemos ejercer nuestra responsabilidad como entrenadores y dotar a nuestros jugadores de los medios necesarios para que tomen las decisiones adecuadas en cada momento y circunstancia. Creer en mis jugadores no es una opción, es el único camino para que saquen lo mejor de ellos mismos. 

A veces en las conversaciones sobre deporte sale la típica pregunta de: ¿a ti que jugador del equipo te gusta? La pregunta suele ir acompañada por parte de la persona de un comentario con sus propias preferencias, las cuales suelen coincidir con los jugadores más sobresalientes del equipo. Ante esta cuestión, mi respuesta es que por supuesto que me gustan esos jugadores, pero me gustan más todavía aquellos que hacen lo necesario para que esos precisamente sean los favoritos de la gente. Y en los deportes colectivos nunca se puede jugar solo. No hace mucho visitamos a unos amigos y mi mujer le preguntó a su hijo, infantil de primer año en baloncesto, en qué puesto jugaba y si se lo había pasado bien en una importante y reciente competición que había disputado. Su respuesta fue que se lo había pasado muy bien y que jugaba de "banquillo izquierdo". Conocedor de la historia que hay detrás de su respuesta y sabedor también de su valía y valentía como jugador que no se amilana ante el reto de jugar con/contra chavales mayores, he de decir que me encantó su manera de describir la experiencia. Ya no solo lo que dijo, sino como lo hizo. En ocasiones, los de la izquierda del banquillo, son los jugadores que más me gustan por la profesionalidad que demuestran a pesar de las circunstancias, porque no se entrena cuatro días a la semana para eso y porque se está de sobra preparado para saltar a la cancha cuando el entrenador lo demanda.

Cuenta Ibarrondo que una cosa es el elogio fácil y gratuito que sale por la boca, y otra es el reconocimiento auténtico y sincero que sale desde el corazón cuando ves que alguien es merecedor de ello. Soy muy malo utilizando los emoticonos, prefiero las palabras. Así que, esperando que alguien me mande un gif de esos para meter en favoritos y poder usarlo la próxima vez, aquí dejo unos aplausos bien fuertes para celebrar no solo lo que haces sino quién estás siendo mientras lo haces. Saludos family!


En los tiempos que corren es un regalazo poder asistir como espectador a la fiesta del baloncesto que supone un partido de Liga Endesa. Y ya, si lo haces en buena compañía, entonces tiene un color especial. 

Ejemplar afición la del Betis de basket, ejemplar y respetuosa, animando a su equipo sin menospreciar ni insultar al rival. En pocas canchas se percibe ese nivel de conexión con el equipo y de respeto por el rival. Un placer, esa es la sensación que me queda y que espero poder repetir.

Para ir terminando tengo que mencionar al 44 del Coosur Betis. 7 años en el Obra, capitán del equipo, protagonista en la cancha... Pepe Pozas dio un giro a su vida y cambió Santiago por Sevilla. Algunos dirán que no juega mucho, pero ha encontrado en la izquierda del banquillo su lugar, de momento, para ayudar al equipo. Vaya si juega!! Lo ves calentar, arengar a los compañeros, con actitud positiva... un ejemplo que en mi equipo siempre tendría cabida porque la valía de un deportista como jugador y como persona no se mide en minutos, puntos o asistencias. 


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