viernes, 17 de abril de 2020

MAGIA EN LAS MANOS

Seguimos con el encierro, con esa rutina obligada que en nada se parece a la que seguimos habitualmente, aunque lo de habitualmente, cada vez quede un poco más lejos. Vamos a pensar al contrario, que en lugar de más lejos estemos cada vez más cerca de retornar a lo conocido. Una de las cosas que representan lo conocido, lo habitual, aquello que me hace estar seguro de que no me he perdido por el camino es acudir cada día al cole. Pensemos que estamos en el cole y que es viernes 17 de abril, las 12:10. Si así fuera, estaríamos a punto de entrar a una charla que teníamos programada con Jaime Rivas Pereira de Fisioterapia Vincit sobre los beneficios de la práctica deportiva en estas edades y las consecuencias de una utilización errónea de la misma. Así que os pido que entréis por la puerta de audiovisuales y disfrutéis de la charla en la medida de lo posible.


Algunos probablemente conozcáis ya a Jaime; unos por haberlo "sufrido", otros porque es el fisio del Noia Portus Apostoli de la Liga Nacional de Fútbol Sala y otros quizás tan sólo de oídas. Yo supe por primera vez de Jaime de oídas precisamente, y como siempre que me cuentan algo pero sin pruebas en las que basarme,  si me preguntaran por su trabajo, diría que todo lo que me han contado es bueno pero que no podría asegurarlo. Sólo cuando sé sobre lo que hablo y lo veo, me aventuro a dar mi opinión y a defenderla. Pues bien, vamos a ello.

Hace un par de años nos mudamos a vivir a Noia. Volvimos al pueblo donde se está fenomenal y ganas en calidad de vida. Al menos la vida que a mi me interesa que es tranquila, con más posibilidades de esparcimiento al alcance de la mano y múltiples opciones de hacer deporte que en un "pueblo" más grande como Santiago. Se disfruta de otra manera. Es curioso, viviendo en Santiago seguíamos acudiendo a Noia a ciertas cosas y, ahora que vivimos en Noia, hay otras que seguimos haciendo en Santiago. La explicación para mí es sencilla: confianza.
Acudir al fisio era una de esas cosas que seguíamos haciendo en Santiago. Teníamos, como se suele decir, un fisio de mano en el que confiamos plenamente y no queríamos cambiar. Sin embargo, llega un momento en que por falta de tiempo debido a las obligaciones diarias, decidimos probar por esas  buenas referencias del boca a boca.
Unos problemas de espalda en el caso de mujer y un esguince de grado 3 con sus consecuencias musculares por la inactividad y la mala solicitación en el empleo del pie en el caso de mi hijo, dieron por buena toda aquella información de oídas que nos había llegado. Si me preguntaran ahora, sí podría calificar y defender como excelente la labor de Jaime porque, como anteriormente decía, sé de lo que hablo y lo he visto. Cuando digo que sé, no es porque sepa mucho de fisioterapia, sino que mi experiencia en lesiones (herencia de deportista cabezón) y en trato con fisios es amplia. Y una vez he visto la manera de trabajar que tiene, puedo afirmar con rotundidad que nunca nadie me ha sorprendido tanto y me he marchado de la clínica con tal sensación de estar en buenas manos como con él. La explicación para mí vuelve a ser sencilla: confianza.

Cuando la persona que trata es un menor, los padres firmamos un consentimiento y en ocasiones estamos durante las sesiones. Mientras hace "magia" con las manos, lo hace también con sus amplios conocimientos, bajando al nivel de los tuyos y explicándote todo lo que va haciendo con ejemplos claros a través de los cuales entiendes todo: te pasa esto, te pasa por esto, por culpa de esto tienes esta parte cargada, vamos a hacer esto para esto, lo que pretendemos es estimular tal parte, mañana vas a tener sensación de tal cosa pero vas a notar mejoría... luego, en algún momento te suelta: "...no sé si me entiendes que me explico muy mal..." jejeje, para lo mal que te explicas creo que lo he entendido bastante bien. 
Algo que me ha gustado mucho de Jaime es que, como buen deportista que es, antepone siempre el deportista al deporte (parece de perogrullo pero con las exigencias del deporte hoy en día es algo díficil de ver) y muestra un respeto absoluto por la lesión, yendo paso a paso, respetando los tiempos de curación en función del deporte que practiques. Hace que te comprometas en la rehabilitación tanto como él y adoptes hábitos beneficiosos, hace que inviertas en tu salud futura.

En una entrada reciente decía, que cuando alguien me sorprende en el ejercicio de sus funciones, intento liarlo para que venga a dar una charla al cole. La predisposición de Jaime fue total desde el primer momento y hoy está aquí por su trabajo, el cual habla por él. Y lo hace muy bien.

Después de este rato que llevamos conversando, seguro que os habéis hecho una idea aproximada sobre Jaime y podríais decir que más o menos lo conocéis. Bueno, ahondemos un poco más. Os avanzo que esta parte es mi preferida.

No sé si con esto rompo la confidencialidad fisio-paciente. Espero que no porque el paciente era mi hijo. Durante las sesiones, mientras Jaime va picando piedra con el martillo en el gemelo de mi hijo (verídico totalmente. Hay una herramienta que se llama así y el gemelo estaba tan duro que calificarlo como piedra no es descabellado) hablamos y nos vamos contando batallitas. Ambos somos deportistas, de los que practican y no saben estar parados, lo que deriva en lesiones aquí y allá con la consiguiente visita al fisio para que nos arregle. Quizá los inicios de su carrera laboral sean estos. Me cuenta Jaime que sus inicios en el deporte fueron con la bicicleta, que es lo que realmente le apasiona. Que la cosa marchaba bien pero un mal día tuvo un accidente importante siendo muy joven todavía. A raíz de eso, en casa lo de la bici ya no se ve tan bien y comienza a correr. No se le tuvo que dar mal porque consigue una beca de atletismo en la UCAM. Compaginar estudios y deporte debe ser el sueño de muchos y él lo había conseguido. En este punto salen en la conversación dos nombres: Kevin López y David Bustos, coetáneos en el tiempo y en las pistas con Jaime. Si antes de eso, ya tenía mi atención captada, para un atleta como yo oír esos nombres es hacer saltar la imaginación a donde las piernas ya no pueden llevarme y enfilar la recta de meta de un 1500 a 2´30´´ el mil (como Reguilón el del Sevilla en la cinta, vamos).
En ese momento Jaime se lesiona. Aquí la UCAM, de alguna manera la pifia, porque no recoge en la anamnesis deportiva que había empezado con el ciclismo y que además era muy bueno. Al no poder correr, le dicen de hacer bicicleta para no perder demasiado la forma durante la recuperación... segundo fallo. Los que hacemos bici en Noia por deporte y afición, tenemos también nuestro trabajo. Cuando alguno tiene ganas de guerra y vemos que anda fino le soltamos la coña de: "eh!!, ¿tú entrenas o trabajas?"
Jaime se recuperó, y la forma no debió de perderla demasiado porque la grupeta de ciclistas de Murcia con quienes salía a hacer la rehabilitación, ya con la mosca detrás de la oreja, debieron preguntarle: "pero... ¿tú no eras atleta?" Aquí la UCAM sí demostró estar rápida de reflejos, proponiéndole seguir con sus estudios pero modificando la beca de atletismo a una de ciclismo. Sería el primer niño que dice que no a un caramelo de su sabor preferido. De ahí a profesional en Italia. 

Perdimos un atleta pero ganamos un Fisioterapeuta fantástico. El deportista siempre estuvo ahí, y fue el deporte el que le brindó la oportunidad de orientar su vida. Jaime "sólo" puso el esfuerzo necesario. 





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