domingo, 5 de abril de 2020

¿DEPORTISTA PROFESIONAL?. SIEMPRE

Llevamos ya casi tres semanas de encierro y, casi desde el primer día, se oía a muchos profesionales del deporte que por la naturaleza de su trabajo tenían que salir a desarrollarlo en los lugares habituales llámense piscinas, carreteras, pistas de atletismo... Muchos de ellos esgrimían como motivo principal la celebración de las Olimpíadas de Tokyo y que no iban a llegar en su mejor forma, que cada semana que no entrenaban en condiciones perdían un tanto por ciento enorme de masa muscular, forma física y sensaciones. Muy cierto también, que en el deporte dependes de unos resultados para la concesión de becas. Con las becas, o rindes o no cobras. Es un criterio objetivo a más no poder y, lo he dicho muchas veces y no me cansaré de repetirlo, no puedes estar en forma siempre, no hay cuerpo que aguante físicamente el esfuerzo año tras año, ni mente que no se venga abajo con la ansiedad de ver que quizás no llegues a los objetivos planteados y entonces no cobras. Y si no cobras, no puedes dedicarte a esto porque exige una dedicación casi absoluta. Con el tema de los patrocinadores personales pasa algo parecido pero estos miran más allá del resultado, buscan asociar su marca con un ganador en un sentido más amplio de la palabra, buscan valores y principios que transmitir a sus usuarios. En ese caso la relación es por varios años con lo que tienes cierta flexibilidad para organizar tu vida deportiva del mejor modo. Ganas en tranquilidad relativa. La exigencia de un resultado siempre está ahí. 

Me viene al pensamiento el caso particular de Mireia Belmonte, mi admirada Mireia. No es por personalizar pero es un caso ciertamente muy explicativo de la situación que vivimos. La natación, más que otras modalidades, es un deporte de sensaciones, necesitas "sentir" el agua. Necesitas sentir como entra la mano, como agarra, como empuja. Necesitas sentir que deslizas, no basta con estar fuerte si no encuentras la manera de aplicar esa fuerza en el agua. Y para sentir el agua... hay que nadar.
Comprendo a todos aquellos que oía quejarse los primeros días de encierro, de verdad que los comprendo. Muchos han ido apaciguando su discurso y creo que no es por aceptar el entrenar o no, sino porque han visto que la situación es lo suficientemente grave como para estarse callados y aunar esfuerzos en pos del bien común que es lo que ahora hay que hacer. Decía que comprendo esas quejas pero no las comparto por dos razones: la situación excepcional en que nos encontramos donde lo primero es la salud (espero que los que mandan, y pagan, comprendan después la situación en que se van a encontrar muchos deportistas) y, que a muchos de ellos les he oído decir en alguna ocasión que en lo que hay que centrarse es en lo que está en tus manos porque lo demás no depende de ti y no lo puedes controlar (me viene a la memoria, mi también admirado, Dani Pedrosa).

En mi opinión, que cuenta muy poco, esta situación diferente requiere de un entrenamiento diferente, adaptado a la especialidad deportiva de cada uno (entrenamiento transversal también. Coger lo que me pueda servir de otros deportes y aplicarlo) y a las limitaciones que tengamos del tipo que sean (material, espacial). A partir de ahí, sácale todo el provecho que puedas porque eso sí está en tu mano!!! 
Que vamos a perder sensaciones por el encierro, sí. Que vamos a perder tono muscular, sí. Adaptaciones específicas, sí. Que los entrenamientos tienen que reproducir lo más posible la competición, también pero ahora no se puede. Que vamos a coger unos kilitos, sí... pero no necesariamente tiene por que ser malo. Vamos a pensar que las pérdidas van a venir como consecuencia de una modificación en el tipo de ejercicios y de una bajada de volumen e intensidad, que además en estos momentos es necesaria porque de nada vale machacarse con la incertidumbre en la que vivimos. Podemos programarlo como un micro/macrociclo de descarga adicional obligado por las circunstancias contra las que no se puede luchar porque no podemos controlarlas, pero si podemos actuar contra ellas con los medios a nuestro alcance.

Lo malo no es entrenar menos o de manera diferente. Lo verdaderamente malo, nefasto diría yo, es estar pensando todo el día en lo que pierdes y no centrar tu atención en todo aquello que dejas de perder, para que cuando volvamos a nuestra rutina habitual todo vaya un poquito más rápido pero sin acelerar demasiado. Incremento progresivo de la carga que se llama. Si habláramos con Greg Popovich (entrenador de los Spurs de San Antonio) nos diría incluso que volviéramos a los orígenes, a lo básico, a los fundamentos. Nada de hablar de cuantos partidos vamos a ganar, sino de lo que vamos a hacer para poder ganarlos. Si estás orgulloso de lo que haces cada día y eres capaz de ver más allá de lo inmediato, los éxitos llegan aunque no los busques directamente. Con las sensaciones pasa lo mismo, lo veremos más adelante.



Los profesionales trabajan al límite de la resistencia de su cuerpo. Todo son parámetros medidos de % grasa corporal, % masa muscular, vatios de potencia, pulsaciones... Los kilos que ganemos ahora o las desadaptaciones que tengamos pueden darnos ese plus de energía más adelante que nos permitan exprimir un poco más el rendimiento. Mark Allen dice que la forma física no es una imagen sino una sensación. En sus primeras participaciones en Hawai llegaba muy fino, daba la imagen de estar en forma y él así lo pensaba pero no conseguía acabar. Rebajó sus entrenamientos y llegó no tan fino pero si mucho más fuerte, con sensaciones... ganó en 6 ocasiones. Yo, con mi edad y mi experiencia, estoy entendiendo ahora la importancia del descanso. Sigo haciendo deporte, más que antes cuando competía si cabe, pero ya no  me exijo tanto en el sentido de que no soy tan estricto en perderme una sesión o no. Aún así, no me gusta estar parado. Pero, cuando paso tres días sin hacer "nada" por la circunstancia que sea, aunque en la cabeza tenga el runrun ese de: "llevo tres días sin rascarla, me voy a encontar mal", he de reconocer que me sorprendo a mí mismo sintiendo como el descanso sí es necesario y beneficioso.

Con esto del virus de las narices, he leído que algunos pros se montan piscinas contracorriente en casa, otros que receban el pozo de sus abuelos en la aldea y con unas gomas que se atan a la cintura se ponen a nadar con resistencia... venga ya!!!, la vida nos ha dado un momento de pausa que no teníamos previsto, una pausa que muchos demandan porque la vida del deportista de élite es muy estresante, no hay competiciones en el horizonte cercano (¡¡¡como han tardado en suspender los Juegos de Tokyo!!!) y la vuelta a la rutina deberá ser gradual. Con todo ello, los propios deportistas siguen ansiosos por no perder la forma y buscan soluciones inverosímiles para ello. Es momento, señores, de estar sano física y mentalmente. La ansiedad es mala compañera de viaje. En ocasiones puedo estar un mes sin rodar en bici, y cuando vuelvo a montarme, tengo la sensación de que el sillín me lo han movido, las calas no están en su posición, la potencia necesito una más corta que voy muy tumbado y me duele el cuello... en 4 o 5 días, me sorprendo diciéndome a mí mismo: caray!!! que bien voy hoy, acoplado, cómodo... las sensaciones vuelven pronto. Físicamente me falta, pero todo se andará.


Hoy he visto la película "Las ventajas de ser un marginado". Os la recomiendo absolutamente. Cuando te apartan a un lado, la lección positiva es que puedes ver las cosas desde otra perspectiva, observas con  más detenimiento, te muestras a los demás como realmente eres y por ello te reconocerán. En estos momentos la vida, de alguna manera nos ha marginado, nos ha arrinconado y apartado de nuestro camino habitual. Pero no nos ha noqueado y podemos reaccionar, al igual que en un accidente para evaluar el nivel de consciencia, tenemos que ver, oír y sentir que seguimos vivos y más fuertes que nunca. Pulsa el botón de Reset, escucha a tu cuerpo y aprende. Nuestro mayor miedo no es la situación en que nos encontramos, sino la manera en que vamos a salir de ella. Eso no tenemos que aprenderlo porque es parte de nuestro ADN de deportistas y lo tenemos interiorizado; con la misma actitud, humildad, disciplina, perseverancia, compromiso, concentración... siendo un ejemplo para los demás, siendo un "profesional" siempre. Los buenos deportistas se inspiran a sí mismos, los grandes deportistas inspiran a otros.


Un amigo me decía no hace mucho, que me dejo llevar por las emociones. Yo quiero pensar que hablo de lo que sé, de lo que veo y, de lo que me cuentan, puedo hablar pero siempre sin asegurar  que sea cierto. Pero sí, hoy he escrito con el corazón porque el deporte es la característica que más y mejor me define. El deporte y todos sus valores entre los cuales no está el egoísmo individual que ha movido a estos deportistas de élite a actuar de manera equivocada con sus quejas. Por eso tenía que contarlo, es mi opinión y, como dije antes, cuenta muy poco.

Para finalizar no podía faltar una referencia musical, esta vez de mis también admirados Miguel Ríos  y Manolo García. Si extrapolamos a la situación que nos ocupa, el discurso inicial de Miguel Ríos y la canción en sí, son perfectos para despertar conciencias. Si quieres cambiar el mundo, sé ese cambio que quieres ver.





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